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HUELAMO: RECUERDO Quizá sea verdad que recordar es volver...

RECUERDO

Quizá sea verdad que recordar es volver a vivir, es por eso, que con frecuencia abro esta página, y mi pensamiento vuela a ese lindo pueblecito que, con sus casitas blancas, hechas de cal, yeso y piedra, semeja una bandada de blancas palomas, posadas sobre la falda de un cerro en la agreste sierra conquense.
Este pueblo fue testigo de mis travesuras infantiles; en él forjé mis primeras locas e imposibles ilusiones que ahora despiertan en mi recuerdo. Recuerdo a Angelita, la traviesa y alocada chiquilla, que no sólo era la jefa de todas sus amigas sino también de Fernando y mío.
¡Fernando mi inseparable compañero de aventuras!. Recordé Alejandra; ella decía que yo era su novio, y yo que ella era mi novia, pero nos daba vergüenza vernos, y procurábamos no encontrarnos. ¡Obdulia!...; A mí me gustaba Obdulia, pero se hizo novia de Galo y se caso con él. Me gustaría saber si han sido y son tan felices como yo lo he sido y lo soy, y si Dios les ha dado muchos hijos, a mí solo 5. Recuerdo a Eloy el molinero, mi más noble y mejor amigo de entonces; recuerdo a Esteban...
Por la pantalla de niebla que con frecuencia tejen nostálgicas lágrimas de recuerdo, van desfilando todos los personajes más ligados a mi infancia. Recuerdo a los mozos y chavales, que, detrás de Benjamín y Amador tocando laúd y guitarra todos los anocheceres, recorrían las calles del pueblo dando palmas y cantando la jota, esa canción brava, sencilla, varonil, canción y plegaria a la vez. Sin darme cuenta hay veces que me pongo a canturrear:
<<A la Virgen Pilarica
Le pido de noche y día
Que cuando llame en el cielo,
Me abra la puerta enseguida.>>
En lo más profundo de mi ser siento deseos de volver a ser niño, de ser de nuevo arrullado por alguna de las dulces canciones que brotaban de labios de mi madre (hoy en el cielo) mientras yo me dormía en sus brazos; deseo sentir de nuevo sus dulces reniegos, como aquellos días en que regresaba a mi casa con los pantalones rotos en alguna de mis travesuras.
¡Quién pudiera volver...! Pero no; vana ilusión, imposible deseo; la vida no puede volver atrás.