El
castillo de
Huerta nos recuerda a un gran
barco anclado sobre la colina, con su proa y su popa amenazantes a saliente y a poniente. Se adapta perfectamente al terreno y es la referencia visual del
paisaje y del
pueblo. Sus
murallas aún siguen en pie, desafiando el paso del tiempo.
Edificado sobre los restos de un asentamiento ibérico se trata de un castillo de fundación árabe del siglo X. Fue construido con
piedra guijarreña sacada de las canteras de las Peñas del Blanco cercanas al mismo y se utilizó argamasa hecha con cal y arena.
Sus
torres extremas en forma de espolón nos hablan de su origen árabe, construidas de esta forma para evitarse un flanco de ataque. Tuvo otra
muralla exterior por los vestigios que quedan bajo la
torre del
homenaje y en la parte norte del mismo, donde todavía se notan sobre el terreno, restos de murallas que probablemente rodeaban el núcleo principal de la villa.