Encuentro el edificio del Ayuntamiento muy bonito, muy distinto al que conocí en mis años de juventud, años cuarenta, con la escuela de niños, a la que iba yo, en el piso superior, con cuarto de castigo debajo del viejo reloj que no funcionaba, y la escuela de niñas y el ayuntamiento y juzgado en la planta baja, y la plaza sin pavimentar con la fuente en medio. Mis padres vivieron después en la esquina de la plaza, calle de las Huertas número dos, y mi tía Juliana en la misma plaza, en la cara oeste.