No soy hija de
la peraleja pero desde luego si nieta. Desde que tengo uso de razon he pasado mis mejores momentos en el que ahora es un entrañable paraje para mi. Mi abuela, desde que era niña, me enseño a tener fé en esa virgencita tan nuestra, y la verdad es que si algo me une a las personas nacidas en el
pueblo es el amor que le tengo a ella. Mis abuelos y madre son del pueblo y, desde luego, si alguien me preguntara de que sitio siento que soy, sin duda, responderia que de mi querida peraleja.
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