Hola paisanos:
Estaba con mi nieto de seis años paseando por el parque y me pregunto.
Abuelo ¿cuantos años tienes ¿
Yo le dije, te lo boy a explicar de otra forma. Cuando yo tenia tu edad, donde yo vivía, no avía agua en las casas y teníamos que ir a buscarla a la fuente, a las fueras del pueblo, no asistían la televisión ni videoconsolas, jugábamos siempre en la calle, tampoco existían los ordenadores ni Internet, en las casas no había teléfono, ni teníamos móviles, no había frigoríficos ni lavadoras y las mujeres tenían que ir a unos lavaderos a la afueras del pueblo a lavar la ropa, tampoco teníamos aspiradores para limpiar el polvo ni encimeras ni hornos para cocinar, se guisaba en el fuego de la chimenea, que también serbia para calentarnos en invierno por que no había calefacción ni aire acondicionado. el pan no se compraba en la panadería, se hacia la masa en casa y se cocía en hornos o tahonas donde acucian las mujeres una vez por semana. los huevos, los pollos, los conejos como la carne de cerdo no se solían comprar en la tienda, se criaban en el corral de casa, las patatas, tomates, lechugas y demás hortalizas, cada cual las cultivaba en su huerto, así como el aceite, y el trigo para hacer el pan también era de cosecha propia, casi nadie tenia coche, y se viajaba muy poco, solo pasaba un autobús de línea que le decíamos “cubillo”que nos llevaba asta Cuenca capital (a 44 Km.) por la mañana para hacer cualquier compra o gestión y traernos de regreso por la tarde, no existía Papa Noel, y los Reyes Magos nos traían muy pocos regalos, en las mas de las ocasiones ninguno, en la escuela las chicas iban a una clase y los chicos a otra, a las chicas les daba clase una maestra y a los chicos un maestro, y en invierno tanto chicos como chicas tenían que llevar cada dia un (ceporro) tronco para la estufa
Mi nieto mirándome fijamente me dijo, Abuelo por lo que me cuentas, tienes que tener muchos años,
Tengo 65
Este pequeño relato, entresacado de uno de tantos “correos “que circulan por Internet, y adaptados a como se vivía por aquellos tiempos en el pueblo, me hacen reflexionar, lo rápido que pasa el tiempo y lo mucho que hemos evolucionado, Y que hay que tener un poco de memoria, para disfrutar de lo que ahora tenemos.
Un abrazo
Juan
Estaba con mi nieto de seis años paseando por el parque y me pregunto.
Abuelo ¿cuantos años tienes ¿
Yo le dije, te lo boy a explicar de otra forma. Cuando yo tenia tu edad, donde yo vivía, no avía agua en las casas y teníamos que ir a buscarla a la fuente, a las fueras del pueblo, no asistían la televisión ni videoconsolas, jugábamos siempre en la calle, tampoco existían los ordenadores ni Internet, en las casas no había teléfono, ni teníamos móviles, no había frigoríficos ni lavadoras y las mujeres tenían que ir a unos lavaderos a la afueras del pueblo a lavar la ropa, tampoco teníamos aspiradores para limpiar el polvo ni encimeras ni hornos para cocinar, se guisaba en el fuego de la chimenea, que también serbia para calentarnos en invierno por que no había calefacción ni aire acondicionado. el pan no se compraba en la panadería, se hacia la masa en casa y se cocía en hornos o tahonas donde acucian las mujeres una vez por semana. los huevos, los pollos, los conejos como la carne de cerdo no se solían comprar en la tienda, se criaban en el corral de casa, las patatas, tomates, lechugas y demás hortalizas, cada cual las cultivaba en su huerto, así como el aceite, y el trigo para hacer el pan también era de cosecha propia, casi nadie tenia coche, y se viajaba muy poco, solo pasaba un autobús de línea que le decíamos “cubillo”que nos llevaba asta Cuenca capital (a 44 Km.) por la mañana para hacer cualquier compra o gestión y traernos de regreso por la tarde, no existía Papa Noel, y los Reyes Magos nos traían muy pocos regalos, en las mas de las ocasiones ninguno, en la escuela las chicas iban a una clase y los chicos a otra, a las chicas les daba clase una maestra y a los chicos un maestro, y en invierno tanto chicos como chicas tenían que llevar cada dia un (ceporro) tronco para la estufa
Mi nieto mirándome fijamente me dijo, Abuelo por lo que me cuentas, tienes que tener muchos años,
Tengo 65
Este pequeño relato, entresacado de uno de tantos “correos “que circulan por Internet, y adaptados a como se vivía por aquellos tiempos en el pueblo, me hacen reflexionar, lo rápido que pasa el tiempo y lo mucho que hemos evolucionado, Y que hay que tener un poco de memoria, para disfrutar de lo que ahora tenemos.
Un abrazo
Juan