Hola foreros
Hace 50 años que en mi casa se hablaba de Cuevas de Velasco porque mi hermano mayor trabajó (sirvió) se decía entonces, dos años de mozo de mulas, en casa de D. Antonio Sáiz Ballesteros. Tenía entonces mi hermano 17 años.
Un año en la fiesta de todos los Santos, mi hermano estaba en casa en la Ventosa, y por la noche tenía que volver a Cuevas para dormir en casa del amo. Mi madre, y sobre todo mi abuela paterna, le intentaban convencer para que no se fuera esa noche tan dada a apariciones de ultratumba, ánimas del Purgatorio y fantasmas atormentados. Mi hermano no les hizo caso, y con la noche cerrada se puso en marcha (andando naturalmente). EN MALA HORA LO HICIERA.
Al llegar a la Fuente Juantieso, subió la cuesta del monte y tiró campo a través en linea recta hacia Cuevas... evitando así pasar por la casilla del muro, donde según la opinión popular habitaban fantasmas.
Aún con la valentía de sus 17 años no dejaba de sentir escalofríos en aquella maldita y ocura noche, cada vez que a su paso se movía una rama, o aullaba el viento a través de los árboles con ese siseo ascendente... ssssssssssssssss, terminado en agudo silbido, ssssssssssuuuuuuuuuuuu.
El corazón le palpitaba como si quisiera salírse de su pecho, y el vello se le erizaba sin poder evitarlo. Apretó el paso evitando mirar hacia trás, pues le parecía que mil manos querían agarrarle, y de pronto, apareció delante de EL, al fondo, pequeña pero inmóvil! una luz! Mi hemano se quedó paralizado y a su cabeza vinieron de golpe todas las historias oídas en mi casa en las noches largas de invierno, antes de acostarse al "orete de la lumbre" sobre muertos y aparecidos, y las palabras de mi madre y abuela: "no te vayas esta noche hijo, que noches como esta son para estar en casa y rezar", y mi abuela, "no te vayas mozón, y mañana si es necesario que hable tu padre co el amo, que esta noche las almas atormentadas salen a buscar gente para que cumplan promesas que ellas no pudieron cumplir".
Se arrepintió mil veces de haber salido en la Noche de los Muertos pero estaba allí solo, enmedio del monte y sin atreverse a mover. Se acordó de un consejo oido en casa,"si sueñas con alguién que se haya muerto, cierra los ojos y reza mucho, y verás que el muerto se va"
Cerró los ojos con fuerza y rezó, y rezó y rezó. Los abrió y...! la luz seguía allí!
El interesante final de este vivencia os lo diré mañana, ahora quisiera decirle a Amapola que siento haberla dejado sin postre en el relato de mi imaginario Jueves Lardero. Hoy sábado en cambio hacía un día espléndido en la Ventosa. Por la mañana nos fuimos desde Cuenca mi pareja y yo por el simple placer de hacer y comer unas gachas en mi casa (que dicho sea de paso me has salido de lujo) y al ir a la fuente de la Guijarra a por agua fuimos en manga corta. Precioso paisaje ese valle con la visión de Los Covachos recortados por el verdor de los sembrados.
Le digo a ABACO que mi abuela paterna tenía la misma aficción que El con las plantas, pues salía al campo con sus largas sayas, y con su largo mandil y volvía con el "alda" llena de plantas que servían unas com condimento para la comida, y otras para remedios de nuestra salud, como dolores de tripa, diarreas, constipados etc...
Otro día os contaré la aventura de mi segundo hermano con un mozo de las Cuevas, ahora os mando a dormir que ya va siendo hora.
Bueno, vale, vale, que no se os puede gastar una broma,! de verdad cómo sois!
! Acostaros cuando querais!, pero eso si:
SER BUENOS. OS QUIERO. MANUEL
Hace 50 años que en mi casa se hablaba de Cuevas de Velasco porque mi hermano mayor trabajó (sirvió) se decía entonces, dos años de mozo de mulas, en casa de D. Antonio Sáiz Ballesteros. Tenía entonces mi hermano 17 años.
Un año en la fiesta de todos los Santos, mi hermano estaba en casa en la Ventosa, y por la noche tenía que volver a Cuevas para dormir en casa del amo. Mi madre, y sobre todo mi abuela paterna, le intentaban convencer para que no se fuera esa noche tan dada a apariciones de ultratumba, ánimas del Purgatorio y fantasmas atormentados. Mi hermano no les hizo caso, y con la noche cerrada se puso en marcha (andando naturalmente). EN MALA HORA LO HICIERA.
Al llegar a la Fuente Juantieso, subió la cuesta del monte y tiró campo a través en linea recta hacia Cuevas... evitando así pasar por la casilla del muro, donde según la opinión popular habitaban fantasmas.
Aún con la valentía de sus 17 años no dejaba de sentir escalofríos en aquella maldita y ocura noche, cada vez que a su paso se movía una rama, o aullaba el viento a través de los árboles con ese siseo ascendente... ssssssssssssssss, terminado en agudo silbido, ssssssssssuuuuuuuuuuuu.
El corazón le palpitaba como si quisiera salírse de su pecho, y el vello se le erizaba sin poder evitarlo. Apretó el paso evitando mirar hacia trás, pues le parecía que mil manos querían agarrarle, y de pronto, apareció delante de EL, al fondo, pequeña pero inmóvil! una luz! Mi hemano se quedó paralizado y a su cabeza vinieron de golpe todas las historias oídas en mi casa en las noches largas de invierno, antes de acostarse al "orete de la lumbre" sobre muertos y aparecidos, y las palabras de mi madre y abuela: "no te vayas esta noche hijo, que noches como esta son para estar en casa y rezar", y mi abuela, "no te vayas mozón, y mañana si es necesario que hable tu padre co el amo, que esta noche las almas atormentadas salen a buscar gente para que cumplan promesas que ellas no pudieron cumplir".
Se arrepintió mil veces de haber salido en la Noche de los Muertos pero estaba allí solo, enmedio del monte y sin atreverse a mover. Se acordó de un consejo oido en casa,"si sueñas con alguién que se haya muerto, cierra los ojos y reza mucho, y verás que el muerto se va"
Cerró los ojos con fuerza y rezó, y rezó y rezó. Los abrió y...! la luz seguía allí!
El interesante final de este vivencia os lo diré mañana, ahora quisiera decirle a Amapola que siento haberla dejado sin postre en el relato de mi imaginario Jueves Lardero. Hoy sábado en cambio hacía un día espléndido en la Ventosa. Por la mañana nos fuimos desde Cuenca mi pareja y yo por el simple placer de hacer y comer unas gachas en mi casa (que dicho sea de paso me has salido de lujo) y al ir a la fuente de la Guijarra a por agua fuimos en manga corta. Precioso paisaje ese valle con la visión de Los Covachos recortados por el verdor de los sembrados.
Le digo a ABACO que mi abuela paterna tenía la misma aficción que El con las plantas, pues salía al campo con sus largas sayas, y con su largo mandil y volvía con el "alda" llena de plantas que servían unas com condimento para la comida, y otras para remedios de nuestra salud, como dolores de tripa, diarreas, constipados etc...
Otro día os contaré la aventura de mi segundo hermano con un mozo de las Cuevas, ahora os mando a dormir que ya va siendo hora.
Bueno, vale, vale, que no se os puede gastar una broma,! de verdad cómo sois!
! Acostaros cuando querais!, pero eso si:
SER BUENOS. OS QUIERO. MANUEL