Tradicionalmente, el mes de mayo es el mes de las Primeras Comuniones aunque las maneras con que hoy se celebran distan mucho de las de hace medio siglo.
Echando la vista a tras, y salvo excepciones, y moviendonos en un terreno de quintas aproximadas, es así como, más o menos, recordamos el día en que hicimos la primera Comunión. Una iglesia; sin demasiados arreglos florales, sin tanta parnafernaria de conbites y celebraciones y después de un tiempo en la catequesis llegaba el DIA de la primera comunion. Las primeras comuniones se celebraban preferentemente, como ahora, en el mes de mayo; pero aparte de éste, cualquier otro parecido con las de antaño es pura coincidencia.
Me imagino que no habrá cambiado el sentido religioso del acto y los/las catequistas continuarán enseñando el mismo significado y transmitiendo el mismo mensaje que hace cincuenta años. Es un tema que, supongo, las autoridades eclesiásticas tendrán controlado. Las autoridades paternas, ya es otra cosa y me temo que no tanto ya que, siguiendo las normas de modernidad, a muchos les apetecerían celebrar las Primeras Comuniones pero por lo civil. Una inconcruencia. En fin, es un asunto largo y complicado de tratar en un espacio tan limitado.
Pero del día de la Primera Comunión sí hay otros aspectos que, comparándolos con los de hace cincuenta años, no tienen parecido. Sin ir más lejos, los disfraces de almirantes y novias principescas de ahora frente al pantalón (todavía corto), camisa (con corbata, eso sí), y jersey de pico de aquellos tiempos (aunque también había alguno que otro disfrazado) Sobre todo entre ellos, porque las chicas siempre intuyeron el vestuario como un ensayo con todo para etapas posteriores en la edad. Aunque sin tanta pomposidad como ahora, siempre avía quien se pasaba en la celebracion, Conocco algunos casos de que después de tomar la primera comunión en Madrid, a la semana sigiente el niño/niña volbio a tomar la primera comunión en el pueblo con todo el voato y parafernaria
Por otro lado hay que hablar de la celebración, porque es un día para celebrarlo. Nosotros tuvimos un chocolate con unas pastas, para los amigos y chiquillos del barrio,, en la casa organizado por la madre del comulgante con ayuda de alguna que otra hermana o cuñada. Hoy se organiza un banquete, en un restaurante, por todo lo alto, con brindis de cava y sin reparar en gastos que para eso se han inventado los créditos. Además, siempre se recupera parte del gasto por los regalos en metálico que recibe el comulgante, porque los otros son en especie: la play, el móvil de última generación, el ordenador, la cadena de sonido, la pantalla de plasma para su cuarto, el home cinema, etc. Si nos fijamos en la publicidad observamos la cantidad de propuestas comerciales que hay enfocadas para ser consumidas en este día. Esto nos lleva a la comparación con los presentes que nosotros tuvimos y es que no se parecen en nada: el primer reloj de pulsera y la primera pluma estilográfica, (al que se la regalaban) que no servían para nada porque no nos lo dejaban usar para que no se rompieran o se perdieran. Eran el regalo de nuestra madrina y nuestro padrino de bautizo y algún abuelo rumboso, a la vez que con posibles, se arrancaba con algun regalo en metalico (para la ucha) Y muy poco más. Por lo tanto nos quedaba más fijado en el recuerdo por el significado del suceso que por los regalos..
Mientras tanto, en el receptor de radio sonando un disco dedicado. Para Fulanito, Menganito, Zutanito (una lista interminable) que hoy celebra su primera Comunión, de parte de su tía ……., que tanto le quiere. Entonces, Juanito Valderrama entonaba lo de “para un padre y una madre no hay alegría mayor que ver hacer a sus hijos la Primera Comunión.
Un abrazo
Juan
Echando la vista a tras, y salvo excepciones, y moviendonos en un terreno de quintas aproximadas, es así como, más o menos, recordamos el día en que hicimos la primera Comunión. Una iglesia; sin demasiados arreglos florales, sin tanta parnafernaria de conbites y celebraciones y después de un tiempo en la catequesis llegaba el DIA de la primera comunion. Las primeras comuniones se celebraban preferentemente, como ahora, en el mes de mayo; pero aparte de éste, cualquier otro parecido con las de antaño es pura coincidencia.
Me imagino que no habrá cambiado el sentido religioso del acto y los/las catequistas continuarán enseñando el mismo significado y transmitiendo el mismo mensaje que hace cincuenta años. Es un tema que, supongo, las autoridades eclesiásticas tendrán controlado. Las autoridades paternas, ya es otra cosa y me temo que no tanto ya que, siguiendo las normas de modernidad, a muchos les apetecerían celebrar las Primeras Comuniones pero por lo civil. Una inconcruencia. En fin, es un asunto largo y complicado de tratar en un espacio tan limitado.
Pero del día de la Primera Comunión sí hay otros aspectos que, comparándolos con los de hace cincuenta años, no tienen parecido. Sin ir más lejos, los disfraces de almirantes y novias principescas de ahora frente al pantalón (todavía corto), camisa (con corbata, eso sí), y jersey de pico de aquellos tiempos (aunque también había alguno que otro disfrazado) Sobre todo entre ellos, porque las chicas siempre intuyeron el vestuario como un ensayo con todo para etapas posteriores en la edad. Aunque sin tanta pomposidad como ahora, siempre avía quien se pasaba en la celebracion, Conocco algunos casos de que después de tomar la primera comunión en Madrid, a la semana sigiente el niño/niña volbio a tomar la primera comunión en el pueblo con todo el voato y parafernaria
Por otro lado hay que hablar de la celebración, porque es un día para celebrarlo. Nosotros tuvimos un chocolate con unas pastas, para los amigos y chiquillos del barrio,, en la casa organizado por la madre del comulgante con ayuda de alguna que otra hermana o cuñada. Hoy se organiza un banquete, en un restaurante, por todo lo alto, con brindis de cava y sin reparar en gastos que para eso se han inventado los créditos. Además, siempre se recupera parte del gasto por los regalos en metálico que recibe el comulgante, porque los otros son en especie: la play, el móvil de última generación, el ordenador, la cadena de sonido, la pantalla de plasma para su cuarto, el home cinema, etc. Si nos fijamos en la publicidad observamos la cantidad de propuestas comerciales que hay enfocadas para ser consumidas en este día. Esto nos lleva a la comparación con los presentes que nosotros tuvimos y es que no se parecen en nada: el primer reloj de pulsera y la primera pluma estilográfica, (al que se la regalaban) que no servían para nada porque no nos lo dejaban usar para que no se rompieran o se perdieran. Eran el regalo de nuestra madrina y nuestro padrino de bautizo y algún abuelo rumboso, a la vez que con posibles, se arrancaba con algun regalo en metalico (para la ucha) Y muy poco más. Por lo tanto nos quedaba más fijado en el recuerdo por el significado del suceso que por los regalos..
Mientras tanto, en el receptor de radio sonando un disco dedicado. Para Fulanito, Menganito, Zutanito (una lista interminable) que hoy celebra su primera Comunión, de parte de su tía ……., que tanto le quiere. Entonces, Juanito Valderrama entonaba lo de “para un padre y una madre no hay alegría mayor que ver hacer a sus hijos la Primera Comunión.
Un abrazo
Juan