LA VENTOSA: Llegó el tiempo de aclarar gargantas. Esta noche, según...

Llegó el tiempo de aclarar gargantas. Esta noche, según rige la tradición, la gente de nuestro pueblo se reunirá en el Calvario o en la Iglesia para cantarle a la Virgen los mayos.
Mi recuerdo de algunos acontecimientos en esta época se remontan muy atrás. Cuando todavía cría, vivía en el pueblo. Seguramente algunas chicas lo recordarán también: "La ofrenda de flores a la Virgen", acompañada de un recital de poesías.
Mi abuela me amaestró en estos menesteres desde bien pequeña. Mi primera poesía la recité con 5 años. Como tantas otras compañeras y amigas.
Supongo que todas vivíamos ese momento con tremenda excitación – yo, lo recuerdo así -. Durante todo un año, cada tarde, mi abuela me “tomaba la lección” hasta asegurarse que me la sabía de pé a pá, porque no me permitía llevarla apuntada en el tronco del ramo (a modo de chuleta) que ella misma preparaba la víspera.
Esa víspera, apostadas las dos en la esquina de nuestra puerta, esperábamos, al caer la tarde, la llegada de mi abuelo con su borrica. En las alforjas, miles de colores entremezclados de las distintas flores que cogía del campo. No faltaban ramas de tomillo y romero en plena floración.
Entonces no supe apreciar ese gesto de un hombre rudo como era mi abuelo. Para mí, por aquel entonces, era lo que tenía que ser. Después, pasando revista a mis recuerdos, aprecié que, incluso detrás de la rudeza, puede esconderse una gran sensibilidad y generosidad.
Con sus artes, mi abuela montaba un ramo que, a veces, resultaba más grande que yo misma. Unos años era redondo, otros en forma de cono, siempre hermosos.
Ni que decir tiene que cuando me iba a la cama, tardaba lo mío en conciliar el sueño. Y si mañana se me olvida?... Lo repasaba una y otra vez hasta que el cansancio me dejaba rendida.
Y, al igual que si se tratara de la mañana de Reyes Magos, saltaba de la cama sin necesidad de que me llamaran y salía al corral (lo dejábamos allí para asegurar que las flores estuvieran frescas) para cerciorarme que el ramo estaba allí, esperándome.
Ya en la puerta de la iglesia, todas, con nuestros mejores vestidos, mirábamos los ramos de todas y hacíamos nuestras valoraciones. Y tu poesía ¿es larga o corta ¿y ¿te la sabes?... ¡qué nervios!. Por aquellos entonces todas lucíamos nuestros pequeños velos blancos que adornaban unas cabecillas que hervían por el momento “de gloria” que les esperaba.
Formábamos una fila por parejas e íbamos avanzando lentamente hasta alcanzar el altar donde, una a una, nos esforzábamos en demostrar lo bien que podíamos hacerlo. Y, al terminar, y girar para dejar espacio a las siguientes compañeras, mirábamos con delirio las caras de quienes habían estado pendientes de nuestra actuación, para encontrar ese gesto de aprobación que significaba, sí, lo has hecho muy bien. Ese, era el tan esperado regalo y todas recibíamos el nuestro.
Feliz fin de semana a tod@s.

Zoqueta
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Yo prefiero esta clase de mensajes que no esos que descalifican a todo o parte de un pueblo sea por el motivo que sea y menos por el hecho de que alguien esté en contra de cualquier opinión que no de proyecto.
Que bonito es recordar los viejos tiempos que aunque duros siempre tenían algo bueno, y entrañables como en este caso, por eso se recuerdan con añoranza, yo prefiero los tiempos de ahora pero quiero guardar mis recuerdos buenos y malos de entonces, pues cuando ya no se tengan no seremos nada, ... (ver texto completo)
Gracias Zoqueta por deleitarnos con tan bello mensaje. Me ha traído recuerdos de mi niñez, con 4 y 5 años, también diciendo versos a la Virgen en la iglesia del Villar de Domingo García. Me ha venido a la memoria hasta el olor de los ramos de flores que me preparaba mi madre, con aquellas ramas de hierbabuena incluídas. Qué tiempos aquellos!
Por cierto, acudí a cantar el mayo a la Virgen en el Calvario y después en la Iglesia, como sigue siendo tradición en La Ventosa. Mi pequeña voz se unió a las ... (ver texto completo)