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LA VENTOSA: Hola de nuevo amigos y amigas del Foro....

Hola de nuevo amigos y amigas del Foro.

Este escrito que sigue es posible gracias a la memoria de una persona amante de nuestro pueblo y el suyo, que vive sus tradiciones con verdadero amor. Mi hermana.
No tengo mas mérito que el haber sido su escribiente, ya que por el año de sus recuerdos yo era muy pequeño y no guardo conciencia de lo que Ella me dicta.

Hacia el año 58 del siglo pasado, la víspera de Jueves Lardero se parecía a la víspera de Reyes en lo que serefiere a la inquietud que teníamos ante lo que nos esperaba al día siguiente.
Viene a mi memoria la estampa de mi abuela cocinando las gachas al "orete" de la lumbre, y al lado de la sartén un plato con tajadas de tocino, otro con "parpartas" (por ser Jovelardero) y una parva de ajos asados.
Comíamos los 7 miembros de mi familia de la misma sartén puesta en el centro de la cocina encima de las trébedes, y completaba el cuadro las ristras de chorizos colgados del techo, y las morcillas colgadas debajo de la cornisa de la chimenea donde recibían el humo mas directamente! Madre que este moja por mi lao, y me está quitando el "socarrao" ¡y mi madre se armaba de paciencia, y ponía orden con algún que otro capó y se continuaba...
Terminado el almuerzo, mi madre me ponía en una cestilla de mimbre una docena de huevos de sus gallinas, para cumplir con la tradición de llevarle al maestro o maestra el "presente" propio de esa fiesta.
La tradición también incluia que el maestro correnpondiera con un regalo, que convenientemente rifado entre sus alumnas hacía que todas las chicas saliéramos de la clase con un cabás, un plumier, un estuche de pinturas, un sacapuntas, lapiceros y gomas de borrar. Gasto nada desdeñable, si tenemos en cuenta que por entonces éramos unas 35 niñas en clase... y eso solo en la clase de la maestra Dª Carmen.
Después de la rifa y la petición por su parte de agradecimiento a nuestros padres, nos mandaba a por la comida que nos había preparado nuestras madres y abuelas, que consistía en una tortilla dentro de una "merendera" de porcelana (la mía con pintas blancas y verdes y algo desconchada en su base, osea en el culo). Encima de la tortilla, llevaba un plato haciendo juego en el que me ponían una tajada de lomo, una costilla adobada y un chorizo, y de postre, mi vecina Paulina me echaba envueltos en papel destraza tres o cuatro trozos de leche frita.
Si el día acompañaba, nos íbamos toda la clase con la maestra a las Covachas de Tras San Blas, y allí jugábamos entre los recovecos de las rocas que las forman.
Aunque no era normal que los mayores se mezclaran con la clase en ese día, viene a mi memoria un Jovelardero, que se presentaron en Las Covachas personas que ya no están entre nosotros como Josefa la carpintera, Patro la de Juanluis, Petra la panadera, Eugenia de Manolete, Clarilla del chato, Paz Cañada etc... y con ellas íba el Tío Fausto, herrero del pueblo, que amante de las tradiciones, y ante la proximidad de los Carnavales, íba disfrazado de diablo, pues mi memoria lo recuerda con un rabo muy largo y dos cuernecillos en su cabeza ademas de una horca con dos pinchos, sin punta. Fueron después de comer a sumarse a la algarabía de las chicas, y llevaban una cestilla con tapa de mimbre con rosquillas, y otra con leche frita.
El día transcurría entre juegos y cánticos y según mi memoria se asemejaba en felicidad al día de la matanza del cerdo en mi casa.