Lo que había sucedido hacía unos días le inquietaba, pero poco, era natu-ral que en el momento de crisis que estaba pasando el país, afloraran los nervios de los salvapatrias de turno, y buscaran alguien para echarle la culpa de lo que los políticos eran incapaces de arreglar.
¡! Políticos!, cualquiera se denominaba político en la actualidad. Y habían tenido la desfachatez de enviarle a un juez, que sin ton ni son, le había
enviado a la cárcel, ¡! a El, a Manuel Blisa!. Al juececito de marras, ya pensaría con sus abogados como ajustarle las cuentas, vamos que atreverse a ponerle una fianza de dos millones y medio de €uros. ¿Qué se creería el muy incauto, que me iba a tener meses en la cárcel por dinero? ¡Inocente!, ¡si supiera a quien llamé solo una vez para conseguir esa suma… y más, si hubiera hecho falta, le daba un patatús!. Pero de momento emplearía sus esfuerzos en averiguar de qué malnacido envidioso había partido la idea de imputarle en malversación de fondos, falsedad documental etc… además, malversación de fondos porqué, ¿Por qué compré un banco ruinoso por el doble de dinero que valía, pagándolo en dos partidas para no pasar controles estatales?. Eso le puede pasar a cualquier empresario, equivocarse es de humanos. Menos mal que no saben la pasta que me llevé en esa “ruinosa” operación.- pensó esbozando una sonrisilla pícara. Si se enteran me meten en una celda y tiran la llave.
Miró hacia atrás y vio a su guardaespaldas a una prudente distancia, y siguió tranquilo el hilo de sus pensamientos. Las dichosas Acciones Preferentes. Vaya un bombo que le están dando, pero en definitiva es porque no saben explicar lo beneficioso de la operación para la sociedad, porque era un dinero que estaba muerto, inactivo, no estaba dando más que cuatro perras de interés a sus dueños que la mayoría son jubilados y no les hace falta porque se arreglan perfectamente con sus pensiones, y encima ahorran. Y ahora ese dinero está produciendo en inversiones de la Caja, y revierte en la sociedad, en beneficio de todos, y si no es así que le pidan cuentas al Presidente de la Caja que le sustituyó a El. A Ramiro.
Porque Ramiro Momentos fue el todopoderoso señor que vino de dirigir el Gran Banco Universal, y se hizo cargo de la presidencia de la Caja, y al que recibieron como si fuera el Mesías. Si, si, mucho bombo y platillo, pero un año después la Caja a la mierda, y el señor Momentos, ¡! Que artista el tío! se va con una buena indemnización, diciendo que: “se fio de las cuentas que le dieron, y estaban mal hechas”. Joder, tengo que admitir.-se dijo, que este tío es incluso más listo que yo.
En esas reflexiones iba en su paseo, cuando se cruzó con un hombre que leía el periódico mientras paseaba, y detrás de este, a unos diez pasos más o menos, otro hombre se agachaba y sacaba algo largo de una bolsa de
deporte alargada. Y todo sucedió muy rápido.
Al llegar a la altura del hombre que manipulaba en la bolsa, este sacó un bate de beisbol y sin mediar palabra se lo estampó sobre la rodilla izquier-da con tal fuerza, que creyó que le arrancaba la pierna.
Era tal el dolor que sintió que no podía ni gritar, y cayó dando media vuelta y viendo como el hombre del periódico rociaba la cara del guarda-espaldas con un espray. Después todo fue oscuridad, y dejó de sentir dolor…
Continuará…
¡! Políticos!, cualquiera se denominaba político en la actualidad. Y habían tenido la desfachatez de enviarle a un juez, que sin ton ni son, le había
enviado a la cárcel, ¡! a El, a Manuel Blisa!. Al juececito de marras, ya pensaría con sus abogados como ajustarle las cuentas, vamos que atreverse a ponerle una fianza de dos millones y medio de €uros. ¿Qué se creería el muy incauto, que me iba a tener meses en la cárcel por dinero? ¡Inocente!, ¡si supiera a quien llamé solo una vez para conseguir esa suma… y más, si hubiera hecho falta, le daba un patatús!. Pero de momento emplearía sus esfuerzos en averiguar de qué malnacido envidioso había partido la idea de imputarle en malversación de fondos, falsedad documental etc… además, malversación de fondos porqué, ¿Por qué compré un banco ruinoso por el doble de dinero que valía, pagándolo en dos partidas para no pasar controles estatales?. Eso le puede pasar a cualquier empresario, equivocarse es de humanos. Menos mal que no saben la pasta que me llevé en esa “ruinosa” operación.- pensó esbozando una sonrisilla pícara. Si se enteran me meten en una celda y tiran la llave.
Miró hacia atrás y vio a su guardaespaldas a una prudente distancia, y siguió tranquilo el hilo de sus pensamientos. Las dichosas Acciones Preferentes. Vaya un bombo que le están dando, pero en definitiva es porque no saben explicar lo beneficioso de la operación para la sociedad, porque era un dinero que estaba muerto, inactivo, no estaba dando más que cuatro perras de interés a sus dueños que la mayoría son jubilados y no les hace falta porque se arreglan perfectamente con sus pensiones, y encima ahorran. Y ahora ese dinero está produciendo en inversiones de la Caja, y revierte en la sociedad, en beneficio de todos, y si no es así que le pidan cuentas al Presidente de la Caja que le sustituyó a El. A Ramiro.
Porque Ramiro Momentos fue el todopoderoso señor que vino de dirigir el Gran Banco Universal, y se hizo cargo de la presidencia de la Caja, y al que recibieron como si fuera el Mesías. Si, si, mucho bombo y platillo, pero un año después la Caja a la mierda, y el señor Momentos, ¡! Que artista el tío! se va con una buena indemnización, diciendo que: “se fio de las cuentas que le dieron, y estaban mal hechas”. Joder, tengo que admitir.-se dijo, que este tío es incluso más listo que yo.
En esas reflexiones iba en su paseo, cuando se cruzó con un hombre que leía el periódico mientras paseaba, y detrás de este, a unos diez pasos más o menos, otro hombre se agachaba y sacaba algo largo de una bolsa de
deporte alargada. Y todo sucedió muy rápido.
Al llegar a la altura del hombre que manipulaba en la bolsa, este sacó un bate de beisbol y sin mediar palabra se lo estampó sobre la rodilla izquier-da con tal fuerza, que creyó que le arrancaba la pierna.
Era tal el dolor que sintió que no podía ni gritar, y cayó dando media vuelta y viendo como el hombre del periódico rociaba la cara del guarda-espaldas con un espray. Después todo fue oscuridad, y dejó de sentir dolor…
Continuará…