Buenos días.- saludó el portador de un hermoso ramo de flores, dirigiéndose al portero de un señorial portal de Madrid, ¿me puede decir el piso de la señora Valcárcel?
Buenos días.- contestó el portero, es el tercero B. ¿Quiere que le avise?
.-Le ruego que no me chafe la sorpresa.- dijo el de las flores guiñándole un ojo… por favor.
.-No se preocupe.-sonrió el portero, puede subir.
Un minuto más tarde, un lujoso coche paró en la misma puerta del portal, bajando del mismo un personaje que ocupaba diariamente las páginas de los periódicos y las noticias de los telediarios. Era el ex tesorero del partido político que mandaba en el país.
Pasó ante el portero sin decir palabra y cogió el ascensor marcando el piso tercero. Al llegar al piso y abrirse la puerta del ascensor, salió y se fijó sin darle importancia en un repartidor de una floristería. Y no se pudo fijar en más, pues en cuestión de segundos, el repartidor soltó el ramo de flores, y le partió la pierna derecha de un golpe seco con algo muy duro.
El tremendo dolor le hizo perder el conocimiento, y quedó tendido en el suelo mientras el repartidor bajaba las escaleras a paso vivo.
Minutos más tarde, una ambulancia trasladaba al ex tesorero al hospital más cercano. Hospital Gregorio Marañón.
Casualmente, hacía unas horas que habían llevado de urgencia a ese hospital a otro personaje que también ocupaba las páginas de los periódicos y telediarios, y con los mismos síntomas. Manuel Blisa, ex banquero, había sufrido una agresión en plena calle de Serrano, con los mismos resultados. Una pierna destrozada.
Al tener conocimiento de los hechos, y dada la importancia de los personajes, la policía se había movilizado y buscaba a los asaltantes, aunque con nulos resultados. No habían sufrido el robo de sus pertenencias, por lo que intuyeron que debían ser venganzas por los hechos delictivos en los que ambos personajes andaban metidos, y por los que estaban siendo investigados por los jueces desde hacía mucho
tiempo, aunque sin muchos resultados, la verdad, pues los dos eran personas muy relacionadas con el Poder, y había muchas trabas para avanzar en sus procesos judiciales. Ambos se escurrían día tras día, mes tras mes, y año tras año, haciendo perder el tiempo a los jueces, y el dinero al contribuyente.
Al no haber denuncia de los hechos, al menos por el momento, establecieron una discreta vigilancia uniformada en la planta del hospital donde ambos serían atendidos.
Los periodistas se afanaban en entrevistar a familiares y amigos de los asaltados, tarea nada fácil por cierto, ya que los personajes protagonistas se movían dentro de unos círculos muy reservados y poderosos, poco dados a conceder entrevistas, y en cuanto al portero de la finca del ex tesorero poco pudo decir, pues la fugaz visión que tuvo del repartidor de flores, no le permitió dar ningún dato fiable que pudiera servir para identificarle.
No obstante, la falta de datos de los asaltantes, no fue ningún obstáculo para que los casos se debatieran en los programas de más audiencia de varias cadenas de televisión.
En estos debates, las audiencias se enteraron de la catadura moral de los dos personajes.
Al ex banquero se le calculaba una fortuna de unos sesenta millones de €uros, adquiridos de forma ilegal, o sea robados, durante los doce o trece años que presidió la Caja. Intentaban meterle preso por varios delitos, y que devolviera el dinero, pero era tarea poco menos que imposible, dados los contactos del personaje en las altas esferas, así que, explicadas estas cuestiones a la gente, después de varios debates, la opinión que daban las personas entrevistadas a pie de calle, era que poco le había pasado, si solamente le habían roto una pierna…
El ex tesorero no salía mejor parado en las encuestas, pues este, llevaba saliendo en los medios de comunicación desde hacía meses, y estaba más que demostrado que con sus chanchullos con el dinero del Partido se había enriquecido indebidamente, y además estaba poniendo en peligro
la estabilidad del gobierno de la Nación al declarar que había dado dinero de forma ilegal, a varios dirigentes del partido gobernante.
Continuará…
Buenos días.- contestó el portero, es el tercero B. ¿Quiere que le avise?
.-Le ruego que no me chafe la sorpresa.- dijo el de las flores guiñándole un ojo… por favor.
.-No se preocupe.-sonrió el portero, puede subir.
Un minuto más tarde, un lujoso coche paró en la misma puerta del portal, bajando del mismo un personaje que ocupaba diariamente las páginas de los periódicos y las noticias de los telediarios. Era el ex tesorero del partido político que mandaba en el país.
Pasó ante el portero sin decir palabra y cogió el ascensor marcando el piso tercero. Al llegar al piso y abrirse la puerta del ascensor, salió y se fijó sin darle importancia en un repartidor de una floristería. Y no se pudo fijar en más, pues en cuestión de segundos, el repartidor soltó el ramo de flores, y le partió la pierna derecha de un golpe seco con algo muy duro.
El tremendo dolor le hizo perder el conocimiento, y quedó tendido en el suelo mientras el repartidor bajaba las escaleras a paso vivo.
Minutos más tarde, una ambulancia trasladaba al ex tesorero al hospital más cercano. Hospital Gregorio Marañón.
Casualmente, hacía unas horas que habían llevado de urgencia a ese hospital a otro personaje que también ocupaba las páginas de los periódicos y telediarios, y con los mismos síntomas. Manuel Blisa, ex banquero, había sufrido una agresión en plena calle de Serrano, con los mismos resultados. Una pierna destrozada.
Al tener conocimiento de los hechos, y dada la importancia de los personajes, la policía se había movilizado y buscaba a los asaltantes, aunque con nulos resultados. No habían sufrido el robo de sus pertenencias, por lo que intuyeron que debían ser venganzas por los hechos delictivos en los que ambos personajes andaban metidos, y por los que estaban siendo investigados por los jueces desde hacía mucho
tiempo, aunque sin muchos resultados, la verdad, pues los dos eran personas muy relacionadas con el Poder, y había muchas trabas para avanzar en sus procesos judiciales. Ambos se escurrían día tras día, mes tras mes, y año tras año, haciendo perder el tiempo a los jueces, y el dinero al contribuyente.
Al no haber denuncia de los hechos, al menos por el momento, establecieron una discreta vigilancia uniformada en la planta del hospital donde ambos serían atendidos.
Los periodistas se afanaban en entrevistar a familiares y amigos de los asaltados, tarea nada fácil por cierto, ya que los personajes protagonistas se movían dentro de unos círculos muy reservados y poderosos, poco dados a conceder entrevistas, y en cuanto al portero de la finca del ex tesorero poco pudo decir, pues la fugaz visión que tuvo del repartidor de flores, no le permitió dar ningún dato fiable que pudiera servir para identificarle.
No obstante, la falta de datos de los asaltantes, no fue ningún obstáculo para que los casos se debatieran en los programas de más audiencia de varias cadenas de televisión.
En estos debates, las audiencias se enteraron de la catadura moral de los dos personajes.
Al ex banquero se le calculaba una fortuna de unos sesenta millones de €uros, adquiridos de forma ilegal, o sea robados, durante los doce o trece años que presidió la Caja. Intentaban meterle preso por varios delitos, y que devolviera el dinero, pero era tarea poco menos que imposible, dados los contactos del personaje en las altas esferas, así que, explicadas estas cuestiones a la gente, después de varios debates, la opinión que daban las personas entrevistadas a pie de calle, era que poco le había pasado, si solamente le habían roto una pierna…
El ex tesorero no salía mejor parado en las encuestas, pues este, llevaba saliendo en los medios de comunicación desde hacía meses, y estaba más que demostrado que con sus chanchullos con el dinero del Partido se había enriquecido indebidamente, y además estaba poniendo en peligro
la estabilidad del gobierno de la Nación al declarar que había dado dinero de forma ilegal, a varios dirigentes del partido gobernante.
Continuará…