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LA VENTOSA: ¿Será posible?...

¿Será posible?
El famoso y millonario ex banquero, y el no menos millonario y famoso ex tesorero, después de un mes de convalecencia y cuidados, mejoraban de la rotura de sus piernas, cada uno en la clínica privada donde había sido trasladado, después de las correspondientes operaciones en el hospital Gregorio Marañón, aunque tendría que pasar al menos otro mes para que pudieran apoyar el pie en el suelo, y siempre con la ayuda de muletas, pues ambos quedarían cojos, por la contundencia del golpe recibido.
En el mes transcurrido, las noticias en los periódicos, y las inaca-bables tertulias en las cadenas de televisión, habían tenido pun-tualmente informado a los españoles de su convalecencia, pero también en dichas tertulias se habló de la catadura moral de ambos individuos, y se publicaros datos más que fiables del meteórico enriquecimiento de los dos, lo que hizo que la gente de la calle consultada, echara pestes de ellos, y menos “política-mente correctos” que los contertulios de la tele, expresaran sus opiniones como, “la cabeza les tenían que haber roto…pero después de devolver el dinero robado”, o, “la otra pierna les rompería yo si no devuelven lo robado”, y “a curarse a la enfermería de la cárcel, y sin fianza, que se pudran allí…”.
Mientras tanto los dos importantes personajes, sabedores de que la Ley les protege, y altos personajes de la política velan por Ellos, se afanaban en su dolorosa rehabilitación, sonriendo cuando veían las tertulias en la tele, y llamaban a los encuesta-dos ignorantes y muertos de hambre…Pero no toda la gente les tenía odio o rencor, puesto que esa mañana los dos habían recibido un hermoso ramo de flores con dedicatoria…y debía ser
de alguien importante porque venía en sobre lacrado, con las siglas R. G. D. en el anverso del sobre.
El ex banquero abrió el sobre con sonrisa de satisfacción, y sacando del mismo una elegante cuartilla de papel azul comenzó a leerla. La sonrisa se le fue borrando al tiempo que leía, y al finalizar la lectura de la misma comprendió que sus problemas no habían hecho más que empezar, y que nada sería igual a partir de ahora…y que a sus setenta y seis años, una nueva vida le esperaba, pero peor, mucho peor.
Cuando cinco minutos después, la enfermera que lo cuidaba llegó, lo encontró con la mirada perdida en la pared de enfrente, los brazos caídos a lo largo del cuerpo, y una carta en el suelo. Dio aviso por el interfono, y acudieron al momento un médico y dos enfermeras que pusieron remedio inmediato al ataque de ansiedad que padecía el ex banquero.
El ex tesorero del Partido Gobernante tenía ganas de venganza, y desde su habitación, y desde la primera semana de estar allí, movía hilos y contactos para averiguar la identidad de su atacan-te hasta el punto de haber contratado dos detectives privados que pateaban Madrid día y noche preguntando a sus soplones, para oír siempre la misma respuesta, “no sabemos nada”.
Su adusto carácter se iba agriando cada día más, por la falta de noticias. Inútiles.- pensaba, son todos unos inútiles, incluido el que me manda este ramo de flores. ¡A ver, qué pelota me lo manda… ¡
Abrió el sobre, y después de leer la cuartilla azul, su cara se puso blanca como sus patillas, y cogiendo el teléfono llamó a su abogado… continuará