Levantó la vista y vio que el que le preguntaba era un hombre de edad indefinida, vestido con un traje blanco, y una sonrisa que le llenaba la cara, y que invitaba a la confianza.
.- Pues verá usted.- dijo Jaime, sé que es un poco tarde pero quería hacerle una visita a mis padres que hace tiempo que no vengo y …
.-El hombre de blanco le interrumpió diciéndole.-Ya, ya se Jaime que te has hecho de rogar, y han preguntado por ti mucho tus padres, pero todo llega, y ellos ya sabían que ibas a venir.- Mira por cierto, ahí les tienes, disfruta de Ellos, hasta luego.
Les vio aparecer cogidos del brazo. Como cuando de pequeño les veía ir a la fiestas del pueblo y a la iglesia, Ella, su madre, con su precioso vestido beis con lunares, y su precioso pelo blanco que esta vez no lo llevaba recogido en su habitual moño, sino que lo llevaba suelto y cayéndole desde atrás hacia delante por un lado de la cabeza, y El, su padre, con su traje de los días grandes de fiesta, y su eterno clavel en el ojal. Andaban erguidos y cuando se acercaron le regalaron sus mejores sonrisas. Tenían mejor aspecto que cuando los llevó allí hace un año.
No le abrazaron como era de esperar, pero Jaime entendió que era normal su actitud después de un año sin ir a visitarles…aunque su madre alargó su blanca mano, y le acarició la cara en una ligera y tan leve caricia que ni siquiera sintió.
.- Hola madre, ¿Qué tal están?.- Hola Padre, les veo muy bien, ¿se encuentran bien aquí?
.- Hola hijo.- contestó su madre que como siempre hablaba la primera.-nosotros estamos muy bien…
¿Mejor que antes, cuando estaban…?.- preguntó Jaime.
¡Mucho mejor hijo! ¡donde va a parar!.- contestó como siempre su madre. Mira, no nos duele nada, y este Centro es la Gloria comparado con el anterior, pues estamos todo el día entreteni-dos, vemos a diario, y nos juntamos con gente que conocemos, y hasta viajamos.
.- ¿Qué viajan?.- Se sorprendió Jaime, y ¡en su estado!, aunque les veo muy mejorados, y ¿adónde viajan?
.-Pues a muchos sitios.- dijo su madre. Mira por ejemplo en el mes de abril estuvimos en Málaga el día de Viernes Santo, y por cierto te vimos con Sofía y los niños que están guapísimos y muy mayores. A Sofía la vimos muy delgada, ¿no estará enferma?
.- No, no está enferma. Pues si.- dijo Jaime, estuvimos allí en esas fechas pero, ¿Por qué no me saludasteis?
.-Porque Cristóbal, nuestro Guía en los viajes, no nos dejó. Dijo que si hubieras venido a visitarnos con frecuencia nos hubiera dejado, pero que al no hacerlo, si nos ves te obligarías a venir, y El cree que cada persona tiene y debe hacer uso de su libertad y capacidad de decisión, por eso se habrá alegrado tanto como nosotros de que vinieras aquí, cuando se lo haya comentado Pedro, el Cuidador, el que te ha recibido al llegar.
.- Son muy estrictos.- dijo Jaime.
.-Todo lo contrario hijo.- contestó su madre, son muy permisivos, sino que te lo diga tu padre, que algunas noches se va con el Tío Cosme, el hojalatero a ver los campos del pueblo, y se pasan por ahí hasta el amanecer…! Anda díselo tú a tu hijo, a ver qué opina de tus salidas!
.- ¡Esta mujer! Hace de un grano de arena una montaña.- Habló su padre por primera vez. No es nada hijo, es que algunas noches
nos damos una vuelta el Tío Cosme y yo por el campo para ver cómo va la siembra, o la aceituna, o a ver nidos de perdiz, o donde duermen los corzos pero…
.-Pero nada.-cortó su madre, que les ha tenido que llamar la atención el Cuidador porque…
.-Porque.- ahora fue su padre el que interrumpió.- no quiere que salgamos a esas horas por si hay algún cazador por el campo, y le damos un susto. Pero nos confesó que también El ha salido alguna vez del Centro para ver el mar, porque en sus años mozos fue pescador. Así que fíjate hijo que regañina nos echó. ¡Como nos va a regañar, si es un santo!
Sus padres, con la sonrisa en los labios, discutían como el recordaba que lo hacían cuando estaban en casa. Se sentía feliz, muy feliz de estar con Ellos.
.- Y me dice usted madre, que está aquí el tío Cosme.-preguntó.
.-Hay Jaime, Jaime, estas muy despegado de tus raíces por culpa del trabajo.-Si hijo, si, el tío Cosme está aquí, y la tía Clara, la de la fuente Chica, y el tío Demetrio el “Arrabal”, y el tío Fuentes, y Narcisa, la Hojalatera, y muchos que al hacerse mayores, los trajeron sus hijos, como Tu nos trajiste a nosotros…mira, por allí viene tu tío Segundo, primo de tu padre, que te llamaba “Zaguán” cuando eras pequeño. Lo trajeron hace seis meses.
.-Hola Zaguán.- saludó al llegar el tío Segundo, te haces de querer, a ver si vienes mas por aquí, y nos traes a tus pequeños que ya sabemos que están hechos unos zaguanetes como el padre, ¿o no?.
.- Lleva usted razón tío Segundo, tengo que venir más y lo voy a hacer, pero no sabía que estaba usted aquí… ¿y cómo sabe que mis chicos están mayores si no los he traído aquí?.- respondió Jaime.
.-Bueno.- le contestó el tío Segundo.- es que, aunque no vienes por aquí, si que viniste en Noche Buena al pueblo, y te vimos la tía Aurelia y yo en la Misa del Gallo en la iglesia con ellos.
.-Pero yo no les vi ¿Dónde estaban?
.-Nos llevó Cristóbal el Guía, a nosotros y a tres parejas más, tus padres no quisieron venir porque aquí la decía el padre Gabriel, que la dice como los ángeles, y nos pusimos en el Coro de la Iglesia, atrás del todo, y cuando salías con los niños te vimos.
.-Ya, ya se.- dijo Jaime.- y ¿cómo llegó usted aquí tío Segundo?
.-Mira hijo, cosas de la vida.- Dijo el tío Segundo, pero, ¿qué hacía yo en casa? dar guerra y trabajo nada mas, así que desde que me trajeron aquí con mi Aurelia estoy en la Gloria, lo mismo por mí que por los hijos, que por cierto, sí que vienen a visitarnos, eh, no como otros…anda zaguán hasta mas ver, te dejo con tus padres. Vuelve pronto hermoso.
.-Jaime estaba asombrado de lo que veía y le contaban sus padres, ¡y el que creía que era el fin cuando los llevó allí! No daba crédito a sus ojos y oídos. Sus padres rejuvenecidos y con una absoluta conformidad con su situación, el tío Segundo, que siempre anduvo a la greña con la tía Aurelia su mujer, cuando vivía con ella en su casa, y ahora en este Centro tan feliz y yendo con Ella a todas partes, y por otra parte, ¿Cuándo había pisado una iglesia el tío Segundo en su vida? Nunca desde que se casó, y ahora desde que estaba en este Centro, iba a la misa del Gallo, ¡y con su mujer! Parecía increíble, irreal.
.- Pues verá usted.- dijo Jaime, sé que es un poco tarde pero quería hacerle una visita a mis padres que hace tiempo que no vengo y …
.-El hombre de blanco le interrumpió diciéndole.-Ya, ya se Jaime que te has hecho de rogar, y han preguntado por ti mucho tus padres, pero todo llega, y ellos ya sabían que ibas a venir.- Mira por cierto, ahí les tienes, disfruta de Ellos, hasta luego.
Les vio aparecer cogidos del brazo. Como cuando de pequeño les veía ir a la fiestas del pueblo y a la iglesia, Ella, su madre, con su precioso vestido beis con lunares, y su precioso pelo blanco que esta vez no lo llevaba recogido en su habitual moño, sino que lo llevaba suelto y cayéndole desde atrás hacia delante por un lado de la cabeza, y El, su padre, con su traje de los días grandes de fiesta, y su eterno clavel en el ojal. Andaban erguidos y cuando se acercaron le regalaron sus mejores sonrisas. Tenían mejor aspecto que cuando los llevó allí hace un año.
No le abrazaron como era de esperar, pero Jaime entendió que era normal su actitud después de un año sin ir a visitarles…aunque su madre alargó su blanca mano, y le acarició la cara en una ligera y tan leve caricia que ni siquiera sintió.
.- Hola madre, ¿Qué tal están?.- Hola Padre, les veo muy bien, ¿se encuentran bien aquí?
.- Hola hijo.- contestó su madre que como siempre hablaba la primera.-nosotros estamos muy bien…
¿Mejor que antes, cuando estaban…?.- preguntó Jaime.
¡Mucho mejor hijo! ¡donde va a parar!.- contestó como siempre su madre. Mira, no nos duele nada, y este Centro es la Gloria comparado con el anterior, pues estamos todo el día entreteni-dos, vemos a diario, y nos juntamos con gente que conocemos, y hasta viajamos.
.- ¿Qué viajan?.- Se sorprendió Jaime, y ¡en su estado!, aunque les veo muy mejorados, y ¿adónde viajan?
.-Pues a muchos sitios.- dijo su madre. Mira por ejemplo en el mes de abril estuvimos en Málaga el día de Viernes Santo, y por cierto te vimos con Sofía y los niños que están guapísimos y muy mayores. A Sofía la vimos muy delgada, ¿no estará enferma?
.- No, no está enferma. Pues si.- dijo Jaime, estuvimos allí en esas fechas pero, ¿Por qué no me saludasteis?
.-Porque Cristóbal, nuestro Guía en los viajes, no nos dejó. Dijo que si hubieras venido a visitarnos con frecuencia nos hubiera dejado, pero que al no hacerlo, si nos ves te obligarías a venir, y El cree que cada persona tiene y debe hacer uso de su libertad y capacidad de decisión, por eso se habrá alegrado tanto como nosotros de que vinieras aquí, cuando se lo haya comentado Pedro, el Cuidador, el que te ha recibido al llegar.
.- Son muy estrictos.- dijo Jaime.
.-Todo lo contrario hijo.- contestó su madre, son muy permisivos, sino que te lo diga tu padre, que algunas noches se va con el Tío Cosme, el hojalatero a ver los campos del pueblo, y se pasan por ahí hasta el amanecer…! Anda díselo tú a tu hijo, a ver qué opina de tus salidas!
.- ¡Esta mujer! Hace de un grano de arena una montaña.- Habló su padre por primera vez. No es nada hijo, es que algunas noches
nos damos una vuelta el Tío Cosme y yo por el campo para ver cómo va la siembra, o la aceituna, o a ver nidos de perdiz, o donde duermen los corzos pero…
.-Pero nada.-cortó su madre, que les ha tenido que llamar la atención el Cuidador porque…
.-Porque.- ahora fue su padre el que interrumpió.- no quiere que salgamos a esas horas por si hay algún cazador por el campo, y le damos un susto. Pero nos confesó que también El ha salido alguna vez del Centro para ver el mar, porque en sus años mozos fue pescador. Así que fíjate hijo que regañina nos echó. ¡Como nos va a regañar, si es un santo!
Sus padres, con la sonrisa en los labios, discutían como el recordaba que lo hacían cuando estaban en casa. Se sentía feliz, muy feliz de estar con Ellos.
.- Y me dice usted madre, que está aquí el tío Cosme.-preguntó.
.-Hay Jaime, Jaime, estas muy despegado de tus raíces por culpa del trabajo.-Si hijo, si, el tío Cosme está aquí, y la tía Clara, la de la fuente Chica, y el tío Demetrio el “Arrabal”, y el tío Fuentes, y Narcisa, la Hojalatera, y muchos que al hacerse mayores, los trajeron sus hijos, como Tu nos trajiste a nosotros…mira, por allí viene tu tío Segundo, primo de tu padre, que te llamaba “Zaguán” cuando eras pequeño. Lo trajeron hace seis meses.
.-Hola Zaguán.- saludó al llegar el tío Segundo, te haces de querer, a ver si vienes mas por aquí, y nos traes a tus pequeños que ya sabemos que están hechos unos zaguanetes como el padre, ¿o no?.
.- Lleva usted razón tío Segundo, tengo que venir más y lo voy a hacer, pero no sabía que estaba usted aquí… ¿y cómo sabe que mis chicos están mayores si no los he traído aquí?.- respondió Jaime.
.-Bueno.- le contestó el tío Segundo.- es que, aunque no vienes por aquí, si que viniste en Noche Buena al pueblo, y te vimos la tía Aurelia y yo en la Misa del Gallo en la iglesia con ellos.
.-Pero yo no les vi ¿Dónde estaban?
.-Nos llevó Cristóbal el Guía, a nosotros y a tres parejas más, tus padres no quisieron venir porque aquí la decía el padre Gabriel, que la dice como los ángeles, y nos pusimos en el Coro de la Iglesia, atrás del todo, y cuando salías con los niños te vimos.
.-Ya, ya se.- dijo Jaime.- y ¿cómo llegó usted aquí tío Segundo?
.-Mira hijo, cosas de la vida.- Dijo el tío Segundo, pero, ¿qué hacía yo en casa? dar guerra y trabajo nada mas, así que desde que me trajeron aquí con mi Aurelia estoy en la Gloria, lo mismo por mí que por los hijos, que por cierto, sí que vienen a visitarnos, eh, no como otros…anda zaguán hasta mas ver, te dejo con tus padres. Vuelve pronto hermoso.
.-Jaime estaba asombrado de lo que veía y le contaban sus padres, ¡y el que creía que era el fin cuando los llevó allí! No daba crédito a sus ojos y oídos. Sus padres rejuvenecidos y con una absoluta conformidad con su situación, el tío Segundo, que siempre anduvo a la greña con la tía Aurelia su mujer, cuando vivía con ella en su casa, y ahora en este Centro tan feliz y yendo con Ella a todas partes, y por otra parte, ¿Cuándo había pisado una iglesia el tío Segundo en su vida? Nunca desde que se casó, y ahora desde que estaba en este Centro, iba a la misa del Gallo, ¡y con su mujer! Parecía increíble, irreal.