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LA VENTOSA: Nuestro amigo Manuel nos comenta en sus escritos, como...

Nuestro amigo Manuel nos comenta en sus escritos, como ve el panorama (que es lo que una mayoría pensamos) y lo de anormal y esperpéntico en que sea convertido nuestro País. Haciendo memoria me quedo perplejo ante. La penúltima enormidad, el penúltimo despropósito, la penúltima crueldad, que para la última siempre quedará tiempo y ganas, de los que rigen los designios de la cosa patria es multar severamente a los que viven a la espalda de la fortuna, que ya sabemos que hoy por hoy somos legión. Setecientos cincuenta mortadelos por buscarse la vidilla en el fondo infecto de un cubo de basura. Digo yo que lo más normal es pensar que el que tiene setecientos cincuenta euros, busca en las estanterías de un supermercado, no en un contenedor. Es de cajón. Serán también sancionados los que ofrezcan servicios de limpia parabrisas,

Creo haber leído en algún sitio que los músicos callejeros, ángeles de intemperie y pentagrama, habrán de demostrar su valía para poder usar la calle como escenario. Yo no sé a ustedes pero a mí está empezando a cundirme un incipiente acojono. Parece como si volviéramos a los tiempos de la ley de vagos y maleantes, vulgo «la gandula», al aire opresivo, al olor a correaje y a vinazo áspero, a la piorrea de las pensiones.

Por cierto, la famosa ley fue puesta en funcionamiento por Azaña, presidente de la segunda república y corregida y aumentada años después por el generalote. Franco incluyó entre vagos, proxenetas, mozos de germanía, mendigos y rufianes, a los homosexuales, a los que se apaleaba con mucho esmero y aplicación y se les enchironaba sin miramiento alguno. Algún conocido tengo que puede dar fe de primera mano de lo que digo.

Es curioso (tirando por lo bajo en el señalamiento, que también cabría decir repugnante) que los mismos que alimentan la pobreza con su inoperancia, su inepcia y en muchos casos, su latrocinio, los mismos cuya honorabilidad está a la altura del betún, los mismos que tienen como segunda vivienda las salas de un juzgado se ensañen de mala manera con sus propias víctimas, que somos todos.

Hemos vuelto de repente y de un modo apabullante, sideral, a las diferencias de clases, a los privilegios de unos pocos y a la justicia descabezada que corre como una gallina sin rumbo. Lo de leña al pobre ya es demencial. Parece ser que sale más barato trincar millones, cobrar por lo bajini en sobres color garbanzo, irse de safari con dinero ajeno,, colaborar con un grupo terrorista (el faisán acabó siendo un esmirriado avechucho), montar eres falsos, gúrteles, pokemones, malayas y campeones, mucho más barato, digo, estar metido hasta las cachas en la podredumbre de la corrupción y la vesania que tomar una manzana comida de gusanera de un contenedor por ver de aliviarte la hambruna. Esto me recuerda mucho a un cartel anunciador que hay en alguna plaza de mi pueblo que recomienda no facilitar comida a las palomas. Pues a ver qué tal esta propuesta: señores barandas, para que su afán recaudatorio o directamente exterminador tenga más sentido, pongan el cartel en la trasera de los supermercados, en cada contenedor donde se vierte comida caducada: «No dar de comer a los pobres bajo multa de 750 euros».

Mola ¿eh?
Todo no va a ser pesimismo y malas noticias, nos llega la noticia de que por fin, después de mucho trabajo, una buena inversión y toda la dedicación del mundo, la Torre Maestre es una realidad. Y por las fotos se ve el buen gusto que habéis tenido, da la sensación relajante y de ser muy acogedor. De la cocina, conociendo a Nines que pone en todo mucho amor y los cinco sentidos, de hay seguro que saldrán excelentes manjares. Y solo queda felicitaros y desearos la suerte que merecéis
Un abrazo
Juan