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... el frío es muy intenso y la niebla es tan espesa a esta hora, 18'15 h. que solo me deja ver a unos 20 m. a mi alrededor.
Es un espacio único de frío y silencio que se a creado solo para mi disfrute, y la paz aquí es total. La noche empieza a hacerse notar, y os aseguro lectores de este apreciado Foro, que este sitio y este momento son el marco idílico e ideal para morir, si se tienen penas insoportables, o llorar de alegría y placer si la felicidad te desborda...
Con un recuerdo entrañable para mis seres queridos vivos o no, para mis familiares enfermos, que de todo hay en mi larga y querida familia, abandono el círculo de niebla que me rodea, dando gracias a Dios por todo lo que me da a diario...
Lo siento amigos/as del Foro me he dejado llevar por la melancolía que me a producido la visita al Muro en esta fría tarde invernal de este día 5 de enero, y quizás debería empezar por el principio:
Me desplacé desde Cuenca a nuestro pueblo para oír Misa, dar una vuelta por mi casa y comer con mi hermana, por ese orden.
Después de comer, y desde mi terraza, veía como la niebla iba cubriendo el Cerro del Cominillo y la cuesta del Muro, una finísima lluvia mojaba los campos en los que tímidamente van asomando los primeros brotes de lo que los labradores sembraron a mediados de noviembre, cubriendo poco a poco con su verdor la parda tierra, y la hierba mojada por la lluvia competía con su brillo con el de las hojas de los olivos.
La temperatura es muy fría, pero la vista del Muro entre la niebla me "llama" a hacerle la primera visita del año, y allá que voy, aunque esta vez en coche.
Cruzo el pueblo despacio sin ver a nadie, y recreándome en la conducción me dirijo hacia el Muro, mientras en mi radio suena muy bajito música de acordeón.
Al pasar la Covachilla deleitan mi vista las increibles cabriolas que hacen en el aire unos pajaríllos intentando seguramente atrapar algún insecto, o quizás se reían del conductor que salía a pasear con esa niebla y frío.
Avanzo despacio contemplando como la niebla va cubriendo horizontalmente la Cuesta de los Manolos y se extiende hacia el Recuenco, cubriendo con su blanco manto la morada y cobijo de corzos y jabalíes.
Ami izquierda, pasando la Fuente de Juan Tieso, los olivos muestran sus ramas casi desgajadas por el peso del fruto aún no recogido, debido a las inclemencias del tiempo, y a la derecha, los enebros hacen gala de su verdor poniendo una bella nota de color entre la hierba seca que cubre las laderas del monte, mientras las zarzas, que nos dieron en el verano sus ricas moras, cobrando su tributo con sus espinas escondidas detrás de sus verdes hojas, exhiben sus ramas desnudas, cual esqueletos rosados desprotegidos ante el frío reinante.
Según voy a llegando a mi destino, las tupidas y frondosas carrascas, donde los pajarillos pasan sus noches, se van volviendo borrosas a mi vista, pues al llegar al muro, me veo envuelto en la niebla que se veía desde mi casa. Aparco en el suelo de grava fuera de la carretera, y al parar el motor de mi coche quedo envuelto en un impresionante silencio... y en la niebla.
Queridos y estimados Foreros, os deseo de corazón un Año 2014 lleno de mucho amor, y sobre todo de ese bien que tan poco apreciamos por tenerlo casi siempre, que es la Salud. Con los dos bienes citados, y si añadimos la amistad, conseguiremos lo que nos propongamos.
Sinceramente:
Manuel.
Es un espacio único de frío y silencio que se a creado solo para mi disfrute, y la paz aquí es total. La noche empieza a hacerse notar, y os aseguro lectores de este apreciado Foro, que este sitio y este momento son el marco idílico e ideal para morir, si se tienen penas insoportables, o llorar de alegría y placer si la felicidad te desborda...
Con un recuerdo entrañable para mis seres queridos vivos o no, para mis familiares enfermos, que de todo hay en mi larga y querida familia, abandono el círculo de niebla que me rodea, dando gracias a Dios por todo lo que me da a diario...
Lo siento amigos/as del Foro me he dejado llevar por la melancolía que me a producido la visita al Muro en esta fría tarde invernal de este día 5 de enero, y quizás debería empezar por el principio:
Me desplacé desde Cuenca a nuestro pueblo para oír Misa, dar una vuelta por mi casa y comer con mi hermana, por ese orden.
Después de comer, y desde mi terraza, veía como la niebla iba cubriendo el Cerro del Cominillo y la cuesta del Muro, una finísima lluvia mojaba los campos en los que tímidamente van asomando los primeros brotes de lo que los labradores sembraron a mediados de noviembre, cubriendo poco a poco con su verdor la parda tierra, y la hierba mojada por la lluvia competía con su brillo con el de las hojas de los olivos.
La temperatura es muy fría, pero la vista del Muro entre la niebla me "llama" a hacerle la primera visita del año, y allá que voy, aunque esta vez en coche.
Cruzo el pueblo despacio sin ver a nadie, y recreándome en la conducción me dirijo hacia el Muro, mientras en mi radio suena muy bajito música de acordeón.
Al pasar la Covachilla deleitan mi vista las increibles cabriolas que hacen en el aire unos pajaríllos intentando seguramente atrapar algún insecto, o quizás se reían del conductor que salía a pasear con esa niebla y frío.
Avanzo despacio contemplando como la niebla va cubriendo horizontalmente la Cuesta de los Manolos y se extiende hacia el Recuenco, cubriendo con su blanco manto la morada y cobijo de corzos y jabalíes.
Ami izquierda, pasando la Fuente de Juan Tieso, los olivos muestran sus ramas casi desgajadas por el peso del fruto aún no recogido, debido a las inclemencias del tiempo, y a la derecha, los enebros hacen gala de su verdor poniendo una bella nota de color entre la hierba seca que cubre las laderas del monte, mientras las zarzas, que nos dieron en el verano sus ricas moras, cobrando su tributo con sus espinas escondidas detrás de sus verdes hojas, exhiben sus ramas desnudas, cual esqueletos rosados desprotegidos ante el frío reinante.
Según voy a llegando a mi destino, las tupidas y frondosas carrascas, donde los pajarillos pasan sus noches, se van volviendo borrosas a mi vista, pues al llegar al muro, me veo envuelto en la niebla que se veía desde mi casa. Aparco en el suelo de grava fuera de la carretera, y al parar el motor de mi coche quedo envuelto en un impresionante silencio... y en la niebla.
Queridos y estimados Foreros, os deseo de corazón un Año 2014 lleno de mucho amor, y sobre todo de ese bien que tan poco apreciamos por tenerlo casi siempre, que es la Salud. Con los dos bienes citados, y si añadimos la amistad, conseguiremos lo que nos propongamos.
Sinceramente:
Manuel.