Hola amigos/as del foro de la Ventosa, y demás personas que nos leen.
Fijaos lo que son las cosas, a veces me paso muchos días sin escribir en el foro, y en cambio, por la circunstancia que sea, otras veces escribo dos veces en pocos días, y es que el foro es, si te concentras un poco, como si vas al bar de Bernardo o Joselín, a tomar un café y al encontrarte con alguien comentas tal o cual tema.
El que me trae hoy aquí no es otro que el que puede darse, y se da, seguro, en cualquier pueblo vecino, y es el siguiente:
Después de pasar un fin de semana muy agradable y feliz en nuestro pueblo, al despedirme me comenta un familiar: “fíjate que fulano de tal viene y me dice, que a El le han dicho, que los que nos fuimos del pueblo a la capitales era porque no queríamos trabajar”.
Bueno, no tendría ninguna importancia este comentario si no fuera porque lo dijo un joven de unos 30 años, que además de su envidiable edad, tanto El cómo su familia gozan en el pueblo del respeto de todos, por honrados y trabajadores. Y es a este joven al que va dirigido este escrito, y para dirigirme a El no le llamaré por su nombre, sino que cariñosa y respetuosamente, le llamaré Chaval.
Chaval, no quiero que cada vez que te cruces conmigo por el pueblo, y me saludes como habitualmente haces, me sigas encasillando como vago, no después de haber leído, como espero que hagas, este escrito. Y para ello lee atentamente, y después pregunta a algunos de los que salieron de nuestro pueblo a partir del año 1955 más o menos, que tienes donde elegir, pues muchos ya han vuelto jubilados. Y que sepas que es bueno contrastar opiniones, para tener una idea más clara y real de lo que pasó en aquellos años, no solamente en el pueblo, sino en España. Y con esto no quiero decir que te hayan engañado al informarte, sino que el informador puede estar mal informado o equivocado.
Lee y juzga por Ti mismo Chaval.
En aquellos años en los que tu padre aun era pequeño, cualquier solar o casa en ruinas o abandonada que veas hoy por el pueblo, estaba habitada, y sus habitantes pasaban de 1000.
El pueblo se dividía en dos clases, pobres (los obreros), y ricos, (los amos) muy diferenciados entre sí en todo lo referente a la convivencia. Es decir, los ricos mandaban, y los pobres obedecían. Más o menos como hoy pasa en todo el mundo, pero con mucha diferencia, hoy, a favor del obrero. (También había “ricotes”, esos que no sabían muy bien en qué lado estaban, pero no es ese el tema).
Entre los pobres, había algunos que con un dos o tres borricos, o un par de mulas, un poco de terreno alquilado al Conde, y alguna parcelilla propia heredada, y cada una en diferentes términos del campo, iban malviviendo con la ayuda de los hijos, y muchas familias, la mayoría, los empleaba en cuanto tenían 8 o 9 años de rochanos, para ayudar en casa con su pobre jornal, para pasar a ser Mozos de Mulas al cumplir los 16 años, o los 18 si eras un poco enclenque, o no estabas desarrollado físicamente.
Chaval, tu sabes que a las ovejas había que sacarlas todos los días del año para comer en el campo, y atender a todas sus necesidades como separarlas por distintos motivos, atender a sus partos, hacer que los corderos mamen, limpiar sus corrales, es decir el pastor y el zagal vivían para las ovejas. Habrás caído que no podían ir a la escuela ¿verdad? Pues eso. Pero, ¿y los mozos de mulas?.
El amo, al contratar un mozo de mulas, compraba casi, casi, la totalidad de su tiempo. ¿y por cuánto dinero?
1000-1200 pesetas al año. Has leído bien, ¡! al año! Más arroba y media de aceite (22 litros/año) y dos fanegas de trigo. ¡! Todo un año trabajando por ese sueldo ¡! Y además ellos no lo recibían, pues eran los padres los que lo cobraban, dándoles a ellos lo que buenamente podían en los días de fiesta.
Dormían en casa del amo, en una Banca en la cocina, comían aparte de ellos, y sus tareas eran muchas y variadas, desde echarles a las mulas el pienso a sus horas, pasando por levantarse muy temprano para ir a las fuentes del pueblo a por el agua necesaria para la casa del amo, (en aquellos tiempos había las mismas fuentes que hay hoy, no había agua en las casas, y la población era la que dije al principio, así que en el verano era normal ver gente llenando cántaros a las 4 de la mañana, y por supuesto no eran los amos) ir después al campo a las tareas propias de la estación, sembrar, escardar, abonar, segar, trillar, aventar, envasar y descargar siempre en los primeros piso o cámaras, vendimiar, coger aceituna, tener leña siempre para el gasto de la casa, etc, etc etc. y siempre a mano, con el esfuerzo de su cuerpo, machacados a trabajar un día y otro día, y así un año y otro y otro, y por las noche a dormir en la banca, y si el domingo por la tarde (siempre pendientes del horario de comer y beber de las mulas) querían reunirse en alguna cueva para echar unos vinos comiéndose unas raspas de bacalao y unas sardinillas en aceite compradas en casa de la Tía Maria Luisa, tenían que ir al monte a por una carga de leña y venderla para poder pagarlas a escote.
Podía suceder, y de hecho sucedía, que al volver hacia el pueblo con la carga de leña, les parara la guardia civil y les dijera, “descarga la carga en el cuartel”. Gratis claro. Así eran aquellos tiempos.
Hay muchos hechos reales de la guardia civil de aquellos tiempos, como por ejemplo: Hasta los años
Sus diversiones eran echar unos vinos en alguna cueva, y reunirse antes de acostarse en la esquina de la casa del “Melguizo” para charlar de sus cosas, y poder ver a las mozas que se quisieran dejar ver a esas horas. (Las mozas daban a sus padres las más variopintas escusas para poder darse un paseo a esas horas, y poder ver al mozo que les hacía tilín). También algunos domingos echaban unos bailes creo, que en un salón de la tía Marialuisa, donde tocaba su acordeón Andrés el músico, o el tío Pedrito, u otro acordeonista contratado.
En aquella época, los amos tenían su propio lugar de reunión para echarse unos vinos y unas cartas o lo que quisieran, y este era el Casino, que estaba en parte de lo que hoy es el bar de Bernardo.
Allí no entraban más que los amos, el maestro, el alcalde, el secretario, el cabo de la guardia civil, el médico y poco más, o nadie más. Y si algún obrero entraba, era para darle algún recado al amo, o recibir alguna orden.
Había, como en botica de todo. Había amos buenos, malos y regulares. Y sin embargo los mozos u obreros no podían ser malos, pues si alguno se rebelaba, no se le contrataba y en paz.
Como anécdota te diré que mi recientemente fallecido hermano servía en una casa cuando tenía unos 17 años, y por las noches se levantaba sonámbulo y se iba a echarles de comer a las mulas. Dándose cuenta el amo se lo dijo a mi madre, y decidieron que durmiera en casa para que ella lo observara, pero desde la primera noche mi hermano dormía como un tronco, pero es que se acostaba cenado como Dios manda, y por supuesto no volvió a dormir en casa del amo. Anécdotas así Chaval, te pueden contar, si preguntas, todas las que quieras.
Los obreros tenían por otro lado los bares de Matías, del Eusebio que luego fue de Benito el alguacil, de la tía Marialuisa, del Musiquilla…y ni unos iban al de los otros, ni los otros al de los unos. Dos clases, dos pueblos.
Llegado hasta aquí Chaval, ¿sigues pensando que aquellos mozos, que emigraron casi todos, eran vagos?
Para no hacer este escrito pesado lo terminaré en otro capítulo.
Ser buenos foreros. Os saluda con afecto como siempre:
Manuel.
Fijaos lo que son las cosas, a veces me paso muchos días sin escribir en el foro, y en cambio, por la circunstancia que sea, otras veces escribo dos veces en pocos días, y es que el foro es, si te concentras un poco, como si vas al bar de Bernardo o Joselín, a tomar un café y al encontrarte con alguien comentas tal o cual tema.
El que me trae hoy aquí no es otro que el que puede darse, y se da, seguro, en cualquier pueblo vecino, y es el siguiente:
Después de pasar un fin de semana muy agradable y feliz en nuestro pueblo, al despedirme me comenta un familiar: “fíjate que fulano de tal viene y me dice, que a El le han dicho, que los que nos fuimos del pueblo a la capitales era porque no queríamos trabajar”.
Bueno, no tendría ninguna importancia este comentario si no fuera porque lo dijo un joven de unos 30 años, que además de su envidiable edad, tanto El cómo su familia gozan en el pueblo del respeto de todos, por honrados y trabajadores. Y es a este joven al que va dirigido este escrito, y para dirigirme a El no le llamaré por su nombre, sino que cariñosa y respetuosamente, le llamaré Chaval.
Chaval, no quiero que cada vez que te cruces conmigo por el pueblo, y me saludes como habitualmente haces, me sigas encasillando como vago, no después de haber leído, como espero que hagas, este escrito. Y para ello lee atentamente, y después pregunta a algunos de los que salieron de nuestro pueblo a partir del año 1955 más o menos, que tienes donde elegir, pues muchos ya han vuelto jubilados. Y que sepas que es bueno contrastar opiniones, para tener una idea más clara y real de lo que pasó en aquellos años, no solamente en el pueblo, sino en España. Y con esto no quiero decir que te hayan engañado al informarte, sino que el informador puede estar mal informado o equivocado.
Lee y juzga por Ti mismo Chaval.
En aquellos años en los que tu padre aun era pequeño, cualquier solar o casa en ruinas o abandonada que veas hoy por el pueblo, estaba habitada, y sus habitantes pasaban de 1000.
El pueblo se dividía en dos clases, pobres (los obreros), y ricos, (los amos) muy diferenciados entre sí en todo lo referente a la convivencia. Es decir, los ricos mandaban, y los pobres obedecían. Más o menos como hoy pasa en todo el mundo, pero con mucha diferencia, hoy, a favor del obrero. (También había “ricotes”, esos que no sabían muy bien en qué lado estaban, pero no es ese el tema).
Entre los pobres, había algunos que con un dos o tres borricos, o un par de mulas, un poco de terreno alquilado al Conde, y alguna parcelilla propia heredada, y cada una en diferentes términos del campo, iban malviviendo con la ayuda de los hijos, y muchas familias, la mayoría, los empleaba en cuanto tenían 8 o 9 años de rochanos, para ayudar en casa con su pobre jornal, para pasar a ser Mozos de Mulas al cumplir los 16 años, o los 18 si eras un poco enclenque, o no estabas desarrollado físicamente.
Chaval, tu sabes que a las ovejas había que sacarlas todos los días del año para comer en el campo, y atender a todas sus necesidades como separarlas por distintos motivos, atender a sus partos, hacer que los corderos mamen, limpiar sus corrales, es decir el pastor y el zagal vivían para las ovejas. Habrás caído que no podían ir a la escuela ¿verdad? Pues eso. Pero, ¿y los mozos de mulas?.
El amo, al contratar un mozo de mulas, compraba casi, casi, la totalidad de su tiempo. ¿y por cuánto dinero?
1000-1200 pesetas al año. Has leído bien, ¡! al año! Más arroba y media de aceite (22 litros/año) y dos fanegas de trigo. ¡! Todo un año trabajando por ese sueldo ¡! Y además ellos no lo recibían, pues eran los padres los que lo cobraban, dándoles a ellos lo que buenamente podían en los días de fiesta.
Dormían en casa del amo, en una Banca en la cocina, comían aparte de ellos, y sus tareas eran muchas y variadas, desde echarles a las mulas el pienso a sus horas, pasando por levantarse muy temprano para ir a las fuentes del pueblo a por el agua necesaria para la casa del amo, (en aquellos tiempos había las mismas fuentes que hay hoy, no había agua en las casas, y la población era la que dije al principio, así que en el verano era normal ver gente llenando cántaros a las 4 de la mañana, y por supuesto no eran los amos) ir después al campo a las tareas propias de la estación, sembrar, escardar, abonar, segar, trillar, aventar, envasar y descargar siempre en los primeros piso o cámaras, vendimiar, coger aceituna, tener leña siempre para el gasto de la casa, etc, etc etc. y siempre a mano, con el esfuerzo de su cuerpo, machacados a trabajar un día y otro día, y así un año y otro y otro, y por las noche a dormir en la banca, y si el domingo por la tarde (siempre pendientes del horario de comer y beber de las mulas) querían reunirse en alguna cueva para echar unos vinos comiéndose unas raspas de bacalao y unas sardinillas en aceite compradas en casa de la Tía Maria Luisa, tenían que ir al monte a por una carga de leña y venderla para poder pagarlas a escote.
Podía suceder, y de hecho sucedía, que al volver hacia el pueblo con la carga de leña, les parara la guardia civil y les dijera, “descarga la carga en el cuartel”. Gratis claro. Así eran aquellos tiempos.
Hay muchos hechos reales de la guardia civil de aquellos tiempos, como por ejemplo: Hasta los años
Sus diversiones eran echar unos vinos en alguna cueva, y reunirse antes de acostarse en la esquina de la casa del “Melguizo” para charlar de sus cosas, y poder ver a las mozas que se quisieran dejar ver a esas horas. (Las mozas daban a sus padres las más variopintas escusas para poder darse un paseo a esas horas, y poder ver al mozo que les hacía tilín). También algunos domingos echaban unos bailes creo, que en un salón de la tía Marialuisa, donde tocaba su acordeón Andrés el músico, o el tío Pedrito, u otro acordeonista contratado.
En aquella época, los amos tenían su propio lugar de reunión para echarse unos vinos y unas cartas o lo que quisieran, y este era el Casino, que estaba en parte de lo que hoy es el bar de Bernardo.
Allí no entraban más que los amos, el maestro, el alcalde, el secretario, el cabo de la guardia civil, el médico y poco más, o nadie más. Y si algún obrero entraba, era para darle algún recado al amo, o recibir alguna orden.
Había, como en botica de todo. Había amos buenos, malos y regulares. Y sin embargo los mozos u obreros no podían ser malos, pues si alguno se rebelaba, no se le contrataba y en paz.
Como anécdota te diré que mi recientemente fallecido hermano servía en una casa cuando tenía unos 17 años, y por las noches se levantaba sonámbulo y se iba a echarles de comer a las mulas. Dándose cuenta el amo se lo dijo a mi madre, y decidieron que durmiera en casa para que ella lo observara, pero desde la primera noche mi hermano dormía como un tronco, pero es que se acostaba cenado como Dios manda, y por supuesto no volvió a dormir en casa del amo. Anécdotas así Chaval, te pueden contar, si preguntas, todas las que quieras.
Los obreros tenían por otro lado los bares de Matías, del Eusebio que luego fue de Benito el alguacil, de la tía Marialuisa, del Musiquilla…y ni unos iban al de los otros, ni los otros al de los unos. Dos clases, dos pueblos.
Llegado hasta aquí Chaval, ¿sigues pensando que aquellos mozos, que emigraron casi todos, eran vagos?
Para no hacer este escrito pesado lo terminaré en otro capítulo.
Ser buenos foreros. Os saluda con afecto como siempre:
Manuel.