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LA VENTOSA: Pues sí, Juan, he pasado por todas esas etapas,...

Hola paisanos; El otro dia en una agradable tertulia, con unos amigos que el mas joven pasaba de los sesenta años (y un día). ¡Jesús, qué susto! Pertenezco a una generación que ha despedido paso a paso a un mundo que anclaba sus raíces casi en la Edad Media. Cumplimos sesenta años mirando a la tecnología del siglo XXI con ojos todavía frescos, como para asimilar lo necesario y para disfrutar de los cachivaches tecnológicos sin convertirnos en sus esclavos.

Hemos dicho adiós a un mundo con costumbres, juegos, hábitos, trabajos, ritos y rezos que se mantenían intactos desde los oscuros tiempos medievales. Y nosotros hemos pasado del trillo al Ipad sin despeinarnos.

He visto segar con la hoz, he trillado con burro en las eras y he regado los tomates con el cubo sacando el agua de una acequia, tal como se venía haciendo en el pueblo desde hace más de 1000 años. He visto al pastor llevar la dula (rebaño comunitario) de la cabra de cada vecino, he visto cargar piedras en los carros, comprar el cerdo pequeño para el engorde, he visto airear en la placeta la lana del colchón, hornear el propio pan en la tahona,,,,

He ido a la escuela con mi cabás de madera, mi pizarra y mi pizarrín para escribir. He jugado a las canicas, a la peonza, al hinque, a las tabas, como se jugaba en esta tierra desde tiempos de los romanos, me e bañado en el rio. He disfrutado de tardes enteras por las eras, con los amigos, sin peligros y sin el ojo vigilante de los mayores.

En apenas una generación ha desaparecido todo ese mundo que se mantenía por siglos sobre usos y costumbres que parecían eternos. Ahora todo se va sustituyendo por un conjunto de tecnologías, que solucionan unos problemas pero que también plantean otros nuevos. Ya no hay nada que no pueda solucionar una buena aplicación.

Ha desaparecido la infancia, como un tiempo de descubrimiento del mundo a través de los juegos. La adolescencia, como una preparación experimental para la madurez, se ha extendido desde los diez años hasta más allá de los treinta. Ya nadie sabe qué es la madurez y todo el mundo se resiste a dejar de ser joven, aunque haya cumplido los cuarenta. Lo joven vende, es lo que mola. “Hay que ser joven” es el mantra para funcionar en esta sociedad. Olvidamos que ser joven quiere decir ser aprendiz, inexperto, irresponsable, perder el tiempo, hacer locuras y tonterías, meter la pata, correr riesgos innecesarios, quemar adrenalina en situaciones sin sentido… Lo contrario de todo eso se llama madurez. Lo único que en realidad envidiamos todos de los jóvenes es la edad. Nos gustaría volver a tener veinte años…, pero con la cabeza amueblada por los años de madurez. ¡Eso estaría muy bien!

La gente de mi generación estamos a caballo entre dos mundos que se alejan sin solución de continuidad. Parece que no hay nada que aprender del pasado y parece que no hay nada que reprochar a las tecnologías del presente-futuro. Los viejos hoy no son expertos en nada, no tienen ningún conocimiento para transmitir y no tienen nada que enseñarnos. Todo es nuevo y no existe más que la nueva ciencia para alumbrar nuevas tecnologías. Los juegos de aprendizaje dela generación anterior, que son los mismos desde hace mil años, parecen ahora un aburrido museo. La seducción por el mundo de las pantallas es irresistible. No hay oposición ni competencia. Todo se admite y se utiliza porque es nuevo, es lo último, que es la moderna y la única justificación.

Somos una generación puente y podemos mirar con cierta distancia hacia uno y otro lado. Ni pensamos que jugar a las canicas era lo mejor del mundo, ni nos negamos a leer en un e-book. Los medios no son el problema, es su utilización. Por eso utilizamos facebook o twiter sin ninguna dependencia, simplemente como una herramienta.

Si cambia el tipo de aprendizaje, las experiencias y los hábitos de vida, también cambiará la mente que lo sustenta. Cambiarán los valores y la forma de entender la vida. Ahora no lo apreciamos porque esos cambios tienen un plazo mayor. La generación entrante funcionará con una mentalidad que nada tendrá que ver con nosotros, porque todas sus experiencias vitales han sido completamente diferentes. Sus referencias del pasado y su paradigma para el futuro están cambiando profundamente. No sabemos hacia dónde vamos, por eso es importante tener claro de dónde venimos.

Si el destino final es estar sentados constantemente ante una pantalla, a nosotros no nos van a pillar ahí. Preferimos salir a la calle a pasear, manifestarnos, disfrutar de la naturaleza, viajar, salir con los amigos, tomar cañas, ver cine en pantalla grande y tener sexo real. Tenemos muy claro que todo aparatito tiene un botón “off” para apagarlo y encender así la vida real.

Un abrazo para los mantenedores de es Foro, Manuel, ABACO, Pablo en los temas oficiales etc Y para los lectores que según parece son bastantes.
Juan

Pues sí, Juan, he pasado por todas esas etapas,
he jugado al trompo, las canicas, el aro... y
los trabajos agrícolas, y ahora a mis 85 años
que cumplí en Marzo, estoy metido en las nuevas
tecnologías, quien me iba a decir que iba llegar
a esto después de escribir en la escuela con la
tinta y aquellas plumas de pata de gallo.
Las nuevas tecnologías tienen su pro y su contra,
hacen las cosas bien y rápidas, pero quitan puestos
de trabajo. Las cosas vienen así, hay que progresar,
pero no estar todo el día esclavo de ellas.

Saludos cordiales a tod@s.

ABACO