Hola paisanos; el 15 de Octubre se celebro el dia Nacional de la Mujer Rural. Yo no sabia que se dedicara un dia a homenajear a la Mujer Rural ya que no se leda en los medios de comunicación el protagonismo que a otros días señalados y la mayor de las veces este dia pasa, si no inadvertido, si sin pena ni gloria. Y buscando en Internet (que gran invento) resulta que La IV Conferencia sobre la Mujer organizada por Naciones Unidas en Pekín en el año 1995 instauró el 15 de octubre como el Día Mundial de la Mujer Rural.
Y leyendo la noticia, me vino a la memoria, las Mujeres de nuestro pueblo allá por los años 50 o 60 cuando yo era todavía un muchacho de pantalón corto y veía a mi Madre y a las demás Mujeres con la abnegación y asta con la alegría que llevaban el duro trabajo del dia a dia, teniéndose que ocupar del cuidado de la casa, de los animales domésticos, cerdo, gallinas etc los 365 días del año, del huerto, cuando era la época, de echar una mano en las tareas del campo en la época de recolección.,,,,,, Y dicho asi, aunque duro, parece casi normal, pero si tenemos en cuenta en las precarias condiciones que desarrollaban su faena, sinceramente creo que han ayudado mucho en el desarrollo de este País y merecen un monumento.
Sin agua corinte en la casa, abia que acarrearla de la alguna fuente de las afueras del pueblo, no disponían de NINGUN electrodoméstico, frigorífico, lavadora, aspirador, microondas, lavaplatos, horno y demás utensilios, cocinaban en la cocina baja con leña, donde aun tiempo se cocia la comida de los animales y siempre pendientes de avivar el fuego y del puchero, que manejaban con maestría y mucho ingenio,? quien no recuerda? las deliciosas recetas heredadas de sus madres y abuelas apañándose con lo que daba el tiempo y según la época,/ la pena es que muchas de esas recetas irrevisablemente se han perdido./
Un dia a la semana hacían el pan, lo amasaban a mano en casa y lo cocian en algún horno de leña que existían por una modica cantidad o pagando en especie. Para lavar la ropa, con la canasta al hombro o en la cabeza se desplazaban al lavadero que tan bien estaba fuera del pueblo, y a falta de detergentes y legías, lavaban a mano sobre una "losa de madera" o una piedra, con gredas y jabón que hacían ellas mismas, y el procedimiento creo recordar, era, lavar, aclarar, solear (tender al sol) lavar de nuevo, aclarar y tender a secar y con la canasta de ropa linpia de regreso a casa. El llevar el huerto, dicho así y en este tiempo suena como muy ecológico y asta relajante, pero si de como lo llevaras dependía el suministro de verduras y hortalizas para el consumo de la casa y normal mente se regaba a mano sacando el agua con un cubo de una acequia, ya no parece tan idílico. Sin días de fiesta, sin acudir con su marido a un bar a tomarse una cerveza o un café (estaba mal visto) sin guarderías, cuando tenían los hijos pequeños los dejaban a ratos al cuidado de alguna vecina con algún familiar o se los llevaban con ellas
En la casa eran las primeras que se levantaban y empezaban a trajinar y las ultimas que se acostaban recogiendo y dejándolo todo en orden para el dia siguiente.
Llevando la economía de la casa, haciendo filigranas para que no faltara el pan en la mesa y vestir a la familia ""con decencia"" y ahorrando un poco bajo el colchón, para alguna situación de emergencia.
A grades rasgos, esta era la vida que llevaban las Mujeres hace unos cuantos años, (no tantos) y todavía sacaban tiempo para elaborar los dulces típicos de cada fiesta, tejer prendas de lana para la familia, coser y remendar la ropa, zurcir calcetines, planchar con aquellas planchas de hierro, calentadas al fuego, y en alguna ocasión, aguantar en silencio, algún marido machista.
Los tiempos afortunadamente van cambiando y Las Mujeres Rurales han pasado de no ser valoradas a poner de relieve la importancia de las mujeres para el desarrollo rural de nuestro país.
Para esta edición el lema central será el liderazgo y el emprendimiento femenino. El empleo es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las mujeres del ámbito rural. Tener empleo es vital para que las mujeres, y fundamentalmente las más jóvenes, decidan quedarse a vivir en los pueblos, y por tanto, garantizar la supervivencia de los entornos rurales.
Nuestra sociedad rural está fuertemente envejecida y masculinizada, de hecho, los mayores de 65 años en las zonas rurales doblan a la media nacional. Concretamente, uno de cada seis habitantes rurales tiene más de 70 años, una cifra que se hace más extrema cuanto más pequeño es el núcleo de población.
La media de edad de las mujeres rurales ronda los 55 años y cada vez nacen menos niños y se tienen más tarde. Además de ser más numerosos los mayores y personas dependientes que requieren cuidados sanitarios y atención especializada.
Con este panorama queda clara la importancia que ocupa que las mujeres decidan emprender y buscar su propia salida laboral, algo que ya está sucediendo. Tanto es así, que a nivel nacional, el 40,63% del total de las altas netas registradas en el primer semestre de 2014 en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos corresponde a mujeres.
Analizando estos datos, podemos afirmar que las mujeres están asumiendo nuevas responsabilidades y también nuevos riesgos, emprendiendo, poniéndose al frente de negocios, ayuntamientos, cooperativas, explotaciones o industrias agroalimentarias.
Según el último censo agrario de 2009, el 24% del total de jefes de explotación en España son mujeres. Un sector que lentamente va acogiendo mayor presencia femenina, pero en el que debemos implicarnos más para garantizar su futuro, ya que el sector agrario sólo ocupa a un 2% del total de mujeres empleadas en España, y que sólo el 0,3% de ellas son menores de 25 años.
Según cifras de la Comisión Europea de 2010, sólo un 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años, mientras que el 55% es mayor de 55 años, sin olvidar que para 2020 hay previstas 4,5 millones de jubilaciones en el campo.
Es necesario destacar que pese a que el ámbito rural español abarca un 90% del territorio, en él viven casi seis millones de mujeres rurales, que representan la tercera parte de la sociedad española femenina.
Vaya por delante mi reconocimiento a los casi seis millones de mujeres rurales españolas que día a día sacan adelante sus hogares, sus negocios y lo más importante, sus municipios. Desde aquí un merecido homenaje a todas las mujeres rurales españolas.
De la corrupción y del mamoneo de los políticos ya tendremos ocasión de hablar, por desgracia tenemos corrupción para Rato (y nunca mejor dicho)
Un abrazo
Juan
Y leyendo la noticia, me vino a la memoria, las Mujeres de nuestro pueblo allá por los años 50 o 60 cuando yo era todavía un muchacho de pantalón corto y veía a mi Madre y a las demás Mujeres con la abnegación y asta con la alegría que llevaban el duro trabajo del dia a dia, teniéndose que ocupar del cuidado de la casa, de los animales domésticos, cerdo, gallinas etc los 365 días del año, del huerto, cuando era la época, de echar una mano en las tareas del campo en la época de recolección.,,,,,, Y dicho asi, aunque duro, parece casi normal, pero si tenemos en cuenta en las precarias condiciones que desarrollaban su faena, sinceramente creo que han ayudado mucho en el desarrollo de este País y merecen un monumento.
Sin agua corinte en la casa, abia que acarrearla de la alguna fuente de las afueras del pueblo, no disponían de NINGUN electrodoméstico, frigorífico, lavadora, aspirador, microondas, lavaplatos, horno y demás utensilios, cocinaban en la cocina baja con leña, donde aun tiempo se cocia la comida de los animales y siempre pendientes de avivar el fuego y del puchero, que manejaban con maestría y mucho ingenio,? quien no recuerda? las deliciosas recetas heredadas de sus madres y abuelas apañándose con lo que daba el tiempo y según la época,/ la pena es que muchas de esas recetas irrevisablemente se han perdido./
Un dia a la semana hacían el pan, lo amasaban a mano en casa y lo cocian en algún horno de leña que existían por una modica cantidad o pagando en especie. Para lavar la ropa, con la canasta al hombro o en la cabeza se desplazaban al lavadero que tan bien estaba fuera del pueblo, y a falta de detergentes y legías, lavaban a mano sobre una "losa de madera" o una piedra, con gredas y jabón que hacían ellas mismas, y el procedimiento creo recordar, era, lavar, aclarar, solear (tender al sol) lavar de nuevo, aclarar y tender a secar y con la canasta de ropa linpia de regreso a casa. El llevar el huerto, dicho así y en este tiempo suena como muy ecológico y asta relajante, pero si de como lo llevaras dependía el suministro de verduras y hortalizas para el consumo de la casa y normal mente se regaba a mano sacando el agua con un cubo de una acequia, ya no parece tan idílico. Sin días de fiesta, sin acudir con su marido a un bar a tomarse una cerveza o un café (estaba mal visto) sin guarderías, cuando tenían los hijos pequeños los dejaban a ratos al cuidado de alguna vecina con algún familiar o se los llevaban con ellas
En la casa eran las primeras que se levantaban y empezaban a trajinar y las ultimas que se acostaban recogiendo y dejándolo todo en orden para el dia siguiente.
Llevando la economía de la casa, haciendo filigranas para que no faltara el pan en la mesa y vestir a la familia ""con decencia"" y ahorrando un poco bajo el colchón, para alguna situación de emergencia.
A grades rasgos, esta era la vida que llevaban las Mujeres hace unos cuantos años, (no tantos) y todavía sacaban tiempo para elaborar los dulces típicos de cada fiesta, tejer prendas de lana para la familia, coser y remendar la ropa, zurcir calcetines, planchar con aquellas planchas de hierro, calentadas al fuego, y en alguna ocasión, aguantar en silencio, algún marido machista.
Los tiempos afortunadamente van cambiando y Las Mujeres Rurales han pasado de no ser valoradas a poner de relieve la importancia de las mujeres para el desarrollo rural de nuestro país.
Para esta edición el lema central será el liderazgo y el emprendimiento femenino. El empleo es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las mujeres del ámbito rural. Tener empleo es vital para que las mujeres, y fundamentalmente las más jóvenes, decidan quedarse a vivir en los pueblos, y por tanto, garantizar la supervivencia de los entornos rurales.
Nuestra sociedad rural está fuertemente envejecida y masculinizada, de hecho, los mayores de 65 años en las zonas rurales doblan a la media nacional. Concretamente, uno de cada seis habitantes rurales tiene más de 70 años, una cifra que se hace más extrema cuanto más pequeño es el núcleo de población.
La media de edad de las mujeres rurales ronda los 55 años y cada vez nacen menos niños y se tienen más tarde. Además de ser más numerosos los mayores y personas dependientes que requieren cuidados sanitarios y atención especializada.
Con este panorama queda clara la importancia que ocupa que las mujeres decidan emprender y buscar su propia salida laboral, algo que ya está sucediendo. Tanto es así, que a nivel nacional, el 40,63% del total de las altas netas registradas en el primer semestre de 2014 en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos corresponde a mujeres.
Analizando estos datos, podemos afirmar que las mujeres están asumiendo nuevas responsabilidades y también nuevos riesgos, emprendiendo, poniéndose al frente de negocios, ayuntamientos, cooperativas, explotaciones o industrias agroalimentarias.
Según el último censo agrario de 2009, el 24% del total de jefes de explotación en España son mujeres. Un sector que lentamente va acogiendo mayor presencia femenina, pero en el que debemos implicarnos más para garantizar su futuro, ya que el sector agrario sólo ocupa a un 2% del total de mujeres empleadas en España, y que sólo el 0,3% de ellas son menores de 25 años.
Según cifras de la Comisión Europea de 2010, sólo un 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años, mientras que el 55% es mayor de 55 años, sin olvidar que para 2020 hay previstas 4,5 millones de jubilaciones en el campo.
Es necesario destacar que pese a que el ámbito rural español abarca un 90% del territorio, en él viven casi seis millones de mujeres rurales, que representan la tercera parte de la sociedad española femenina.
Vaya por delante mi reconocimiento a los casi seis millones de mujeres rurales españolas que día a día sacan adelante sus hogares, sus negocios y lo más importante, sus municipios. Desde aquí un merecido homenaje a todas las mujeres rurales españolas.
De la corrupción y del mamoneo de los políticos ya tendremos ocasión de hablar, por desgracia tenemos corrupción para Rato (y nunca mejor dicho)
Un abrazo
Juan