Hola paisanos: Ala, ala cuantas fiestas en esta semana. Jueves-lardero, San Valentín y los carnavales. Espero que la primera se siga celebrando, aunque falte lo principal que es parte de la chiquillería no por eso, menos festiva. Si de cualquier fiesta celebrada en el pueblo tengo grandes recuerdos, de esta, Jueves-lardero los tengo en especial, las ganas de que llegase ese dia, para que con el talego en ristre y la fiambrera bien preparada con la tortilla, los chorizos, el lomo de la orza, (la merienda típica del dia) caminata hasta el puente de la Virgen y alrededores a pasar un dia de juegos inolvidable ¡que tienpos ¡
Algunos países (España entre ellos) celebran el 14 de febrero de cada año la festividad de San Valentín, patrono de los enamorados y hacedor cómplice de enamoramientos (según nos contaba en la pantalla aquella película de los años 60 que muchos de vosotros recordará).
El amor... ¿Qué es? Posiblemente sea el principal argumento de la vida. La vida sin amor no tiene mucho sentido, incluso no merece ser vivida. Lo que los seres humanos necesitan (necesitamos) es amor, no hay duda. El amor es la gran respuesta positiva a todas las dudas e interrogantes de nuestra existencia porque hace posible la vida misma hasta el punto de convertirse en el motor esencial que nos empuja a motivarnos absolutamente marcando, al tiempo, nuestra propia existencia. Hablo aquí, se sobreentiende, del amor de dos seres humanos que quieren compartirlo todo y formar un proyecto común duradero.
No es nada fácil, que el amor, hoy en día, funcione bien. La sociedad en general anda bastante despistada en este terreno, principalmente porque “el amor hay que cuidarlo día a día”; si no es así, se esfuma como por arte de magia, se evapora. Hay que cuidarlo como un fuego al que hay que alimentar continuamente con cosas pequeñas para que no se apague. Recuerdo que, siendo niño me pasaba mucho tiempo frente al fuego de la chimenea de la casa de mis padres, viendo como se consumían los ceporros (troncos) grandes y cómo las llamas subían y bajaban; también observaba cómo era necesario mover las ascuas y extenderlas para que otra zona de la chimenea no se fuera apagando.
Celebremos y concelebremos, pues, esta fiesta de San Valentín como cada uno mejor entendamos, pero celebrémoslo por todo lo alto, e igualmente hagámoslo durante todos los días del año de nuestras vidas. Desde el amor. También desde la amistad.
En el retrovisor de la memoria, para justificar el comentario de esta parte del escrito, me encuentro con las fiestas de Carnaval, que en este momento se convierten en actualidad al estar inmersos a las correspondientes a este año. Son fiestas movibles que toman la Cuaresma como referencia, por lo que no coinciden las fechas entre uno y otro año. Tratando de recordar, de que me vengan a la memoria los carnavales de antaño, el resultado es que no me acuerdo por la sencilla razón de que no existían. tal como se conocen hoy. O poco. Aclarémonos: existían, pero estaban prohibidos oficialmente y su celebración –me refiero en nuestro pueblo– apenas se limitaba a cubrirse el rostro con una careta de cartón o echarse por los hombros un paño negro que hubiera por casa tratando de convencer a quienes nos veían con él que éramos una bruja o cualquier otro ser maléfico. Eso los críos, que los mayores nada; hablaban del Carnaval, pero ni lo celebraban. Hoy se a convertido en muchos lugares, en una gran fiesta donde toda la familia se disfraza, y por disfrazar, hay algunos que disfrazan asta el perro. Lo importante es pasárselo lo mejor posible con cualquier celebración, que los buenos ratos son lo que nos vamos a llevar de este Mundo, Para llegar a esta conclusión, no hay más que ver un telediario.
Ya nos contara nuestro reportero Manuel, si estos dias a estado por el pueblo, lo animado que a estado, y ABACO alguna anécdota de cuando era mozo y como se celebraba Jueves-lardero en Cuevas
Un abrazo para la buena gente de este foro
Juan
Algunos países (España entre ellos) celebran el 14 de febrero de cada año la festividad de San Valentín, patrono de los enamorados y hacedor cómplice de enamoramientos (según nos contaba en la pantalla aquella película de los años 60 que muchos de vosotros recordará).
El amor... ¿Qué es? Posiblemente sea el principal argumento de la vida. La vida sin amor no tiene mucho sentido, incluso no merece ser vivida. Lo que los seres humanos necesitan (necesitamos) es amor, no hay duda. El amor es la gran respuesta positiva a todas las dudas e interrogantes de nuestra existencia porque hace posible la vida misma hasta el punto de convertirse en el motor esencial que nos empuja a motivarnos absolutamente marcando, al tiempo, nuestra propia existencia. Hablo aquí, se sobreentiende, del amor de dos seres humanos que quieren compartirlo todo y formar un proyecto común duradero.
No es nada fácil, que el amor, hoy en día, funcione bien. La sociedad en general anda bastante despistada en este terreno, principalmente porque “el amor hay que cuidarlo día a día”; si no es así, se esfuma como por arte de magia, se evapora. Hay que cuidarlo como un fuego al que hay que alimentar continuamente con cosas pequeñas para que no se apague. Recuerdo que, siendo niño me pasaba mucho tiempo frente al fuego de la chimenea de la casa de mis padres, viendo como se consumían los ceporros (troncos) grandes y cómo las llamas subían y bajaban; también observaba cómo era necesario mover las ascuas y extenderlas para que otra zona de la chimenea no se fuera apagando.
Celebremos y concelebremos, pues, esta fiesta de San Valentín como cada uno mejor entendamos, pero celebrémoslo por todo lo alto, e igualmente hagámoslo durante todos los días del año de nuestras vidas. Desde el amor. También desde la amistad.
En el retrovisor de la memoria, para justificar el comentario de esta parte del escrito, me encuentro con las fiestas de Carnaval, que en este momento se convierten en actualidad al estar inmersos a las correspondientes a este año. Son fiestas movibles que toman la Cuaresma como referencia, por lo que no coinciden las fechas entre uno y otro año. Tratando de recordar, de que me vengan a la memoria los carnavales de antaño, el resultado es que no me acuerdo por la sencilla razón de que no existían. tal como se conocen hoy. O poco. Aclarémonos: existían, pero estaban prohibidos oficialmente y su celebración –me refiero en nuestro pueblo– apenas se limitaba a cubrirse el rostro con una careta de cartón o echarse por los hombros un paño negro que hubiera por casa tratando de convencer a quienes nos veían con él que éramos una bruja o cualquier otro ser maléfico. Eso los críos, que los mayores nada; hablaban del Carnaval, pero ni lo celebraban. Hoy se a convertido en muchos lugares, en una gran fiesta donde toda la familia se disfraza, y por disfrazar, hay algunos que disfrazan asta el perro. Lo importante es pasárselo lo mejor posible con cualquier celebración, que los buenos ratos son lo que nos vamos a llevar de este Mundo, Para llegar a esta conclusión, no hay más que ver un telediario.
Ya nos contara nuestro reportero Manuel, si estos dias a estado por el pueblo, lo animado que a estado, y ABACO alguna anécdota de cuando era mozo y como se celebraba Jueves-lardero en Cuevas
Un abrazo para la buena gente de este foro
Juan
Hola, Juan, y amigos todos, ¡Que tiempos aquellos! Ya la víspera del Jueves Lardero
por la tarde nos procurábamos recoger el panecillo, y ese día madrugábamos mas para
que nos preparasen la tortilla, el chorizo.. Una vez reunidos todos en la Plaza, par
tíamos jubilosos hacia el sitio que ya con antelación habíamos señalado. Una vez que
habíamos llegado, comenzaban los juegos que no paraban nada más que en el momento de
comer. ¡Que bien sabía la tortilla entre olores de espliegos y romeros! Eran los
ingredientes extras que le daban el toque final.
Al atardecer, cuando venía el crepúsculo, todos queríamos que se prolongase hasta
el infinito para así gozar mas en ese maravilloso día. Pero había que volver otra
vez al pueblo, alegres, pero en nuestros rostros se reflejaba un cierto aire de
nostálgia por la emociones vividas en este efímero día.
Saludos cordiales
ABACO
por la tarde nos procurábamos recoger el panecillo, y ese día madrugábamos mas para
que nos preparasen la tortilla, el chorizo.. Una vez reunidos todos en la Plaza, par
tíamos jubilosos hacia el sitio que ya con antelación habíamos señalado. Una vez que
habíamos llegado, comenzaban los juegos que no paraban nada más que en el momento de
comer. ¡Que bien sabía la tortilla entre olores de espliegos y romeros! Eran los
ingredientes extras que le daban el toque final.
Al atardecer, cuando venía el crepúsculo, todos queríamos que se prolongase hasta
el infinito para así gozar mas en ese maravilloso día. Pero había que volver otra
vez al pueblo, alegres, pero en nuestros rostros se reflejaba un cierto aire de
nostálgia por la emociones vividas en este efímero día.
Saludos cordiales
ABACO