Madrid, 15 de Octubre de 2009. Hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer Rural, nuestro día. Desde 1995, todos los 15 de octubre elegimos un tema especial y exponemos nuestras necesidades y demandas. El nexo de unión es claro: queremos igualdad y progreso. Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, entre el medio rural y el medio urbano.
Las mujeres rurales jugamos un papel fundamental en la seguridad alimentaria y en el desarrollo y la estabilidad de las áreas rurales. En España, somos casi 5 millones las mujeres que trabajamos y vivimos en el medio rural. Nuestro objetivo es sensibilizar a la sociedad y contar con el reconocimiento de nuestro trabajo, aunque con frecuencia sufrimos las consecuencias de la falta de igualdad.
Las mujeres rurales vivimos en un entorno tradicionalmente muy masculinizado, con pocos servicios. Realizamos nuestro trabajo dentro y fuera del hogar, un trabajo que muchas veces se computa como "ayuda familiar" y que carece, por tanto, de remuneración y derechos sociales; y queremos superar el reto, cada vez mayor, de continuar viviendo en nuestros pueblos y aldeas.
Las mujeres rurales dedicamos este año nuestro día a RECLAMAR EL DERECHO A PARTICIPAR EN LA TOMA DE DECISIONES. Sabemos que hasta que no estemos totalmente representadas en los niveles más altos de la vida pública, profesional y económica, no podremos disfrutar de la igualdad de derechos o de tener una voz igualitaria.
La escasa valoración de nuestra contribución al desarrollo rural y nuestra baja representación en los procesos de toma de decisiones es nuestra principal fuente de marginación.
En 1995, en la Conferencia Mundial de la Mujer de Naciones Unidas celebrada en Beijing, nuestro gobierno se comprometió a "asegurar a las mujeres el acceso igualitario y la plena participación en las estructuras y los procesos de toma de decisiones, incrementando nuestra capacidad para participar en la toma de decisiones y el liderazgo".
Es cierto que el reciente cambio político crea nuevas expectativas y promete avances significativos. Tras años de estancamiento, hay una clara apuesta por avanzar en la igualdad, incorporando nuevos valores y una sensibilización diferente. Por ello, nuestras esperanzas son también más exigentes. Deseamos que se fomente nuestra participación en los procesos decisorios y que se traduzcan en hechos las promesas de apoyar con más firmeza a las mujeres rurales.
Es necesario que las Administraciones nos den mayor participación en el diseño y desarrollo de las estrategias y programas de desarrollo rural. Queremos que mantengan su compromiso de darnos un papel relevante en todos los aspectos del desarrollo rural, incluyendo la agricultura, la nutrición y la seguridad alimentaria, asegurándose de que nuestro trabajo es reconocido y valorado.
Queremos que las administraciones aceleren el proceso y faciliten la puesta en marcha de las tecnologías de la información y comunicación, para que éstas sean verdaderas herramientas de desarrollo y no contribuyan a incrementar la marginación del medio rural con respecto al urbano.
Queremos, muchas como agricultoras y todas como consumidoras y responsables de la alimentación de nuestros hogares, contribuir a la seguridad alimentaria a largo plazo de la población, manteniendo la biodiversidad y ofreciendo una variedad de productos sanos y nutritivos.
Reclamamos nuestro derecho a proteger las numerosas especies existentes utilizadas en la agricultura, por ser un elemento crucial del conocimiento y conservación de la biodiversidad, promoviendo una gestión racional y sostenible.
En este momento las mujeres rurales tenemos los conocimientos necesarios para preservar la biodiversidad y gestionar los ecosistemas agrícolas asegurando la renovación de los recursos a largo plazo. Por esto, reclamamos nuestro derecho a participar en las decisiones, a tener un acceso sostenible a la diversidad biológica y a conservar nuestros conocimientos tradicionales para garantizar la seguridad alimentaria de la población respetando, al mismo tiempo, el equilibrio de los ecosistemas.
En definitiva, queremos que este 15 de octubre, Día Internacional de la Mujer Rural, se repita mañana y pasado mañana; que todos los días sean el Día de la Mujer Rural, para alcanzar realmente la igualdad y el progreso.
Las mujeres rurales somos conscientes de que nos queda mucho por recorrer en este largo camino hacia la igualdad. Por ello, queremos que nuestra voz se escuche y se tenga en cuenta, que se apueste por nuestra participación igualitaria en las decisiones que nos afectan, que podamos asumir más responsabilidades en la vida asociativa y en la participación política.
Tenemos el derecho y la obligación de trabajar mano a mano con los hombres para mejorar el espacio en el que vivimos y decidir el futuro de nuestra sociedad. Queremos participar en el diseño del proceso de desarrollo, evaluar nuestras necesidades y aportar nuestras contribuciones.
Las mujeres rurales jugamos un papel fundamental en la seguridad alimentaria y en el desarrollo y la estabilidad de las áreas rurales. En España, somos casi 5 millones las mujeres que trabajamos y vivimos en el medio rural. Nuestro objetivo es sensibilizar a la sociedad y contar con el reconocimiento de nuestro trabajo, aunque con frecuencia sufrimos las consecuencias de la falta de igualdad.
Las mujeres rurales vivimos en un entorno tradicionalmente muy masculinizado, con pocos servicios. Realizamos nuestro trabajo dentro y fuera del hogar, un trabajo que muchas veces se computa como "ayuda familiar" y que carece, por tanto, de remuneración y derechos sociales; y queremos superar el reto, cada vez mayor, de continuar viviendo en nuestros pueblos y aldeas.
Las mujeres rurales dedicamos este año nuestro día a RECLAMAR EL DERECHO A PARTICIPAR EN LA TOMA DE DECISIONES. Sabemos que hasta que no estemos totalmente representadas en los niveles más altos de la vida pública, profesional y económica, no podremos disfrutar de la igualdad de derechos o de tener una voz igualitaria.
La escasa valoración de nuestra contribución al desarrollo rural y nuestra baja representación en los procesos de toma de decisiones es nuestra principal fuente de marginación.
En 1995, en la Conferencia Mundial de la Mujer de Naciones Unidas celebrada en Beijing, nuestro gobierno se comprometió a "asegurar a las mujeres el acceso igualitario y la plena participación en las estructuras y los procesos de toma de decisiones, incrementando nuestra capacidad para participar en la toma de decisiones y el liderazgo".
Es cierto que el reciente cambio político crea nuevas expectativas y promete avances significativos. Tras años de estancamiento, hay una clara apuesta por avanzar en la igualdad, incorporando nuevos valores y una sensibilización diferente. Por ello, nuestras esperanzas son también más exigentes. Deseamos que se fomente nuestra participación en los procesos decisorios y que se traduzcan en hechos las promesas de apoyar con más firmeza a las mujeres rurales.
Es necesario que las Administraciones nos den mayor participación en el diseño y desarrollo de las estrategias y programas de desarrollo rural. Queremos que mantengan su compromiso de darnos un papel relevante en todos los aspectos del desarrollo rural, incluyendo la agricultura, la nutrición y la seguridad alimentaria, asegurándose de que nuestro trabajo es reconocido y valorado.
Queremos que las administraciones aceleren el proceso y faciliten la puesta en marcha de las tecnologías de la información y comunicación, para que éstas sean verdaderas herramientas de desarrollo y no contribuyan a incrementar la marginación del medio rural con respecto al urbano.
Queremos, muchas como agricultoras y todas como consumidoras y responsables de la alimentación de nuestros hogares, contribuir a la seguridad alimentaria a largo plazo de la población, manteniendo la biodiversidad y ofreciendo una variedad de productos sanos y nutritivos.
Reclamamos nuestro derecho a proteger las numerosas especies existentes utilizadas en la agricultura, por ser un elemento crucial del conocimiento y conservación de la biodiversidad, promoviendo una gestión racional y sostenible.
En este momento las mujeres rurales tenemos los conocimientos necesarios para preservar la biodiversidad y gestionar los ecosistemas agrícolas asegurando la renovación de los recursos a largo plazo. Por esto, reclamamos nuestro derecho a participar en las decisiones, a tener un acceso sostenible a la diversidad biológica y a conservar nuestros conocimientos tradicionales para garantizar la seguridad alimentaria de la población respetando, al mismo tiempo, el equilibrio de los ecosistemas.
En definitiva, queremos que este 15 de octubre, Día Internacional de la Mujer Rural, se repita mañana y pasado mañana; que todos los días sean el Día de la Mujer Rural, para alcanzar realmente la igualdad y el progreso.
Las mujeres rurales somos conscientes de que nos queda mucho por recorrer en este largo camino hacia la igualdad. Por ello, queremos que nuestra voz se escuche y se tenga en cuenta, que se apueste por nuestra participación igualitaria en las decisiones que nos afectan, que podamos asumir más responsabilidades en la vida asociativa y en la participación política.
Tenemos el derecho y la obligación de trabajar mano a mano con los hombres para mejorar el espacio en el que vivimos y decidir el futuro de nuestra sociedad. Queremos participar en el diseño del proceso de desarrollo, evaluar nuestras necesidades y aportar nuestras contribuciones.