La mejor recompensa:
Hubo un tiempo en que eminentes artistas del mundo no perseguían fama ni fortuna, sino simple y gozosamente, ejercitar con plenitud la tarea para la que habían nacido: crear.
Así es como muchas obras que nos asombran por su belleza carecen de autor conocido. Entre ellas, las catedrales de diversos países europeos, en particular las de la época Medieval, que pertenecen a una época de eminente fe religiosa, a tal punto que dichos monumentos han sido considerados como “oraciones de piedra”, es decir que los artistas, al crearlas, elevaban a Dios sus preces con elementos materiales en vez de palabras. Precisamente, uno de los elementos más notables de tales monumentos, es la bellísima catedral de San Pablo, erigida en la ciudad de Londres, Reino Unido, que guarda en su interior, en una tumba muy modesta, las cenizas del hombre que la construyo. La lapida que cubre esa tumba dice a penas:” Si buscas un monumento, mira a tu alrededor”.
PROFUNDA LECCION.
Cada hombre- artista ó no – vale tan solo por lo que es capaz de realizar, y legar a sus contemporáneos y a la posteridad, y si logra añadir un toque de belleza a este nuestro hermoso mundo, esa, y no otra, será su mejor recompensa.
Hubo un tiempo en que eminentes artistas del mundo no perseguían fama ni fortuna, sino simple y gozosamente, ejercitar con plenitud la tarea para la que habían nacido: crear.
Así es como muchas obras que nos asombran por su belleza carecen de autor conocido. Entre ellas, las catedrales de diversos países europeos, en particular las de la época Medieval, que pertenecen a una época de eminente fe religiosa, a tal punto que dichos monumentos han sido considerados como “oraciones de piedra”, es decir que los artistas, al crearlas, elevaban a Dios sus preces con elementos materiales en vez de palabras. Precisamente, uno de los elementos más notables de tales monumentos, es la bellísima catedral de San Pablo, erigida en la ciudad de Londres, Reino Unido, que guarda en su interior, en una tumba muy modesta, las cenizas del hombre que la construyo. La lapida que cubre esa tumba dice a penas:” Si buscas un monumento, mira a tu alrededor”.
PROFUNDA LECCION.
Cada hombre- artista ó no – vale tan solo por lo que es capaz de realizar, y legar a sus contemporáneos y a la posteridad, y si logra añadir un toque de belleza a este nuestro hermoso mundo, esa, y no otra, será su mejor recompensa.