Freud aseguró que hay tres tareas imposibles; educar, gobernar y psicoanalizar. Sin embargo este pensamiento no le hizo renunciar a su tarea de psicoanalista. Savater tiene razón: “los pesimistas pueden ser buenos domadores pero nunca buenos educadores”. Freud fue optimista y llegó lejos. Prefirió el imposible gobierno inglés al de la Alemania Nazi. Era valiente. Un ejemplo para los docentes que se quejan pero no hacen nada ante el fracaso escolar. Nunca me había planteado la importancia de la buena educación hasta que topé con maleducados. Antes pensaba que había principios invencibles y comportamientos evidentes. Me gustan los maestros que enseñan y también castigan. Maestros de carne y hueso. No robots ni ordenadores. Porque la escuela no es una maquinaria de la enseñanza. Es el templo del saber. Y el saber no sólo consiste en llegar a ser docto en una materia. A saber estar se aprende.
En la escuela se dan las claves. Hoy y después de saber que hay 80 millones de niños en el mundo sin escolarizar, no puedo evitar dar un grito de indignación contra el sistema. La educación no puede estar sólo en manos de políticos. Educar no es adoctrinar. Lo que no sé si sabrán es que sin una buena educación no tendrán votantes. Nadie tendrá capacidad para quejarse. No quedará más que resignarse. Y con resignación, no hay progreso.
En la escuela se dan las claves. Hoy y después de saber que hay 80 millones de niños en el mundo sin escolarizar, no puedo evitar dar un grito de indignación contra el sistema. La educación no puede estar sólo en manos de políticos. Educar no es adoctrinar. Lo que no sé si sabrán es que sin una buena educación no tendrán votantes. Nadie tendrá capacidad para quejarse. No quedará más que resignarse. Y con resignación, no hay progreso.