Es una verguenza lo que ha hecho el alcalde que ha estado antes que Ofelia.
Este señor que ha estado veinticinco años mandando en el pueblo ha hecho desaparecer aquel espíritu que había en los encierros y en las tardes de toros. Entonces éramos reconocidos en todos los pueblos, teníamos buena fama, venían forasteros de todos sitios, había un buen ambiente, y nosotros estabamos orgullosos porque se reconocía a Los Hinojosos como un pueblo abierto, de gente humilde y amable.
Pero después de que hayan pasado veinticinco años con el mismo alcalde ¿qué tenemos? Nada. Los encierros ya no son gratis, llevan muchos años cobrando por un espectáculo que no es tal y que da verguenza ajena (preguntar en los pueblos de alrededor). ¿Y las tardes de toros? Son otra verguenza mayor. Antes los mozos del pueblo salían a la plaza (en la placetilla, ¿os acordáis?) y siempre había algún "maleta de poco futuro" que nos hacía reir y en ocasiones nos asustaban por alguna cogida.
¿Qué ha pasado en esos veinticinco años? Que no nos cuenten que ha sido en todos sitios así. Que no nos lo cuenten, que también hemos ido durante estos años, o han ido nuestros hijos, a Tresjuncos, Hontanaya, La Puebla, Osa de la Vega, a esos pueblos con los que siempre nos hemos sentido especialmente hermanados y hemos visto y seguimos viendo que hemos perdido algo, hemos visto que hemos perdido lo que eramos.
Estamos en una sima profunda de la que no podemos salir. Sólo el trabajo de cada uno, su tesón, su responsabilidad y sobre todo el respeto hacia los demás son la única medicina para empezar a levantarnos.
¿Hemos dado el paso con el cambio de alcalde? Puede ser, aunque ahora mismo lo dudo. Y lo dudo porque Ofelia ha sido elegida con los votos de los responsables de la situación actual. A ella le corresponde desmentir con los hechos que su mandato no será la continuación del desastre.
Este señor que ha estado veinticinco años mandando en el pueblo ha hecho desaparecer aquel espíritu que había en los encierros y en las tardes de toros. Entonces éramos reconocidos en todos los pueblos, teníamos buena fama, venían forasteros de todos sitios, había un buen ambiente, y nosotros estabamos orgullosos porque se reconocía a Los Hinojosos como un pueblo abierto, de gente humilde y amable.
Pero después de que hayan pasado veinticinco años con el mismo alcalde ¿qué tenemos? Nada. Los encierros ya no son gratis, llevan muchos años cobrando por un espectáculo que no es tal y que da verguenza ajena (preguntar en los pueblos de alrededor). ¿Y las tardes de toros? Son otra verguenza mayor. Antes los mozos del pueblo salían a la plaza (en la placetilla, ¿os acordáis?) y siempre había algún "maleta de poco futuro" que nos hacía reir y en ocasiones nos asustaban por alguna cogida.
¿Qué ha pasado en esos veinticinco años? Que no nos cuenten que ha sido en todos sitios así. Que no nos lo cuenten, que también hemos ido durante estos años, o han ido nuestros hijos, a Tresjuncos, Hontanaya, La Puebla, Osa de la Vega, a esos pueblos con los que siempre nos hemos sentido especialmente hermanados y hemos visto y seguimos viendo que hemos perdido algo, hemos visto que hemos perdido lo que eramos.
Estamos en una sima profunda de la que no podemos salir. Sólo el trabajo de cada uno, su tesón, su responsabilidad y sobre todo el respeto hacia los demás son la única medicina para empezar a levantarnos.
¿Hemos dado el paso con el cambio de alcalde? Puede ser, aunque ahora mismo lo dudo. Y lo dudo porque Ofelia ha sido elegida con los votos de los responsables de la situación actual. A ella le corresponde desmentir con los hechos que su mandato no será la continuación del desastre.