Buenas noches.
Sr./Sra. Pitagoras, eso de que los del paro se dedican a reparar averías del agua dentro de domicilios particulares no tiene importancia, aquí lo importante es que falta vino, pues como todo el mundo sabe España está llena de vino que va y viene sin papeles y papeles que van y vienen sin vino.
Si usted tiene una avería en su casa puede pedir que le arreglen los pisos de la entrada y cualquier desperfecto que le hagan. Lo que no puede hacer es pedir que le entreguen de una vez el Vino por el que usted pagó 45 millones de pesetas. Si quiere el vino o el dinero tendrá usted que denunciarlo en los tribunales, porque mis clientes no están dispuestos a soltar ni una cosa ni la otra.
Entérese usted, los que había antes y que no eran mis clientes tenían 4 millones de litros para vender. Vendieron y cobraron 3 millones a varios clientes. El otro millón de litros se lo vendieron a unos catalanes de derechas, pero aquí entraron mis clientes, que son más chulos que un ocho, y cobraron el vino y se quedaron con él. Después, volvieron a vender ese vino contaminado por la derecha y lo volvieron a cobrar. Fue entonces cuando surgieron los problemas entre mis clientes, porque en el reparto ¿cuánto les tocaba a cada uno?
Como imagino que usted sabrá sumar, se habrá dado cuenta de que si los que estaban antes que mis clientes tenían 4 millones de litros para vender y, en la suma de lo vendido, mis clientes han cobrado 5 millones de litros, verá usted que no las cuentas no cuadran. ¡Aquí lo que falta es vino! ¡Y mucho!
Sr./Sra. Pitagoras, eso de que los del paro se dedican a reparar averías del agua dentro de domicilios particulares no tiene importancia, aquí lo importante es que falta vino, pues como todo el mundo sabe España está llena de vino que va y viene sin papeles y papeles que van y vienen sin vino.
Si usted tiene una avería en su casa puede pedir que le arreglen los pisos de la entrada y cualquier desperfecto que le hagan. Lo que no puede hacer es pedir que le entreguen de una vez el Vino por el que usted pagó 45 millones de pesetas. Si quiere el vino o el dinero tendrá usted que denunciarlo en los tribunales, porque mis clientes no están dispuestos a soltar ni una cosa ni la otra.
Entérese usted, los que había antes y que no eran mis clientes tenían 4 millones de litros para vender. Vendieron y cobraron 3 millones a varios clientes. El otro millón de litros se lo vendieron a unos catalanes de derechas, pero aquí entraron mis clientes, que son más chulos que un ocho, y cobraron el vino y se quedaron con él. Después, volvieron a vender ese vino contaminado por la derecha y lo volvieron a cobrar. Fue entonces cuando surgieron los problemas entre mis clientes, porque en el reparto ¿cuánto les tocaba a cada uno?
Como imagino que usted sabrá sumar, se habrá dado cuenta de que si los que estaban antes que mis clientes tenían 4 millones de litros para vender y, en la suma de lo vendido, mis clientes han cobrado 5 millones de litros, verá usted que no las cuentas no cuadran. ¡Aquí lo que falta es vino! ¡Y mucho!