Sres. Culturilla y Calisto, veo que están ustedes muy bien enterado de los chanchullos de mis clientes y míos. Es que nosotros cuando estafamos lo hacemos a lo grande y desvalijar 50 millones de pesetas a un honrado comerciante es como quitarle un caramelo a un niño.
En este juicio vuelve a pasar lo mismo que con el coto, los jueces se empeñan en que yo presente pruebas, ¡bah, pruebas! No se que le verán a las pruebas, que están todo el día pidiéndolas. Cuando denunciamos a los legales del coto diciendo que se habían llevado dinero no presentamos pruebas. Ahora no vamos a presentar pruebas de que el vino se lo llevaron los catalanes, si es que no hay prueba de que el vino saliera de la cooperativa (las guías esas que les dicen). Está claro que mis clientes cuando sacan vino de la cooperativa no hacen guías ni dicen adónde va el vino. Nosotros tenemos claro que no soltamos ni el vino ni el dinero.
Cuando salga la sentencia habremos logrado que mis clientes pierdan otra vez y podremos recurrir el fallo cuadrando el círculo de mis finanzas. Un éxito total.
En este juicio vuelve a pasar lo mismo que con el coto, los jueces se empeñan en que yo presente pruebas, ¡bah, pruebas! No se que le verán a las pruebas, que están todo el día pidiéndolas. Cuando denunciamos a los legales del coto diciendo que se habían llevado dinero no presentamos pruebas. Ahora no vamos a presentar pruebas de que el vino se lo llevaron los catalanes, si es que no hay prueba de que el vino saliera de la cooperativa (las guías esas que les dicen). Está claro que mis clientes cuando sacan vino de la cooperativa no hacen guías ni dicen adónde va el vino. Nosotros tenemos claro que no soltamos ni el vino ni el dinero.
Cuando salga la sentencia habremos logrado que mis clientes pierdan otra vez y podremos recurrir el fallo cuadrando el círculo de mis finanzas. Un éxito total.