Estaba pensando en lo que me cuesta la gasolina del Mercedes, cuando me ha llegado la noticia. Ya sabíamos que los legales del coto eran inocentes y ahora hemos perdido definitivamente “el juicio gordo”, tenemos que pagar las costas y no podemos apelar, pero hemos ganado. Mis clientes y yo hemos ganado. Yo porque siempre gano los milloncejos que cobro a los incautos e ignorantes y mis clientes golpistas porque tienen garantizado el pago por sus socios cooperativos.
Además este asuntejo ya lo tengo un poco olvidado, total por 30.000 euros que haya costado el juicio no vamos a llevarnos mal. Yo ya he cobrado mi parte y ahora los socios cooperativos tendrán que soltar el resto. Ya lo apañaremos con facturillas, viajes y otras milongas. Algo que en la Memoria Anual no se note mucho, como la de este año.
Mañana daré cuenta de este logro judicial al resto de mis clientes. Algunos de los cooperativos no estarán conformes con el informe que les presentemos y muchos otros pedirán a gritos, no sin razón, que nos vayamos mi cliente y yo. Que nos debería dar vergüenza engañar así a los socios, pero es que mi cliente, por casualidades de la vida, también es el tesorero. No porque lo pidan todos los socios nos vamos a ir. Tenemos negocios que terminar.
Uno de esos negocios, no menos importante, es el triunfo que obtuvimos en el litigio de la venta duplicada del vino catalán. Revendemos el vino que ya habían pagado ellos y quieren que les demos el dinero de la venta. Pardillos. Como si mis clientes no tuvieran mejor uso que dar a esos doscientos cincuenta mil euros, que los juicios no se pagan solos y los bolsillos no se llenan sin un poco de voluntad. Bueno, pues aún así, este Juez indocumentado, comprado sin duda por los catalanes, va y les da la razón y quiere que les demos su dinero. Esto es otro abuso judicial injustificable. Aquí también he ganado, pero en este caso un importe mucho mayor.
Bueno, que me extiendo demasiado y tengo que preparar el engaño de mañana en la asamblea. Me llevará poco tiempo, total para sangrar a ese rebaño de infelices aborregados no hay que dar muchas explicaciones.
Además este asuntejo ya lo tengo un poco olvidado, total por 30.000 euros que haya costado el juicio no vamos a llevarnos mal. Yo ya he cobrado mi parte y ahora los socios cooperativos tendrán que soltar el resto. Ya lo apañaremos con facturillas, viajes y otras milongas. Algo que en la Memoria Anual no se note mucho, como la de este año.
Mañana daré cuenta de este logro judicial al resto de mis clientes. Algunos de los cooperativos no estarán conformes con el informe que les presentemos y muchos otros pedirán a gritos, no sin razón, que nos vayamos mi cliente y yo. Que nos debería dar vergüenza engañar así a los socios, pero es que mi cliente, por casualidades de la vida, también es el tesorero. No porque lo pidan todos los socios nos vamos a ir. Tenemos negocios que terminar.
Uno de esos negocios, no menos importante, es el triunfo que obtuvimos en el litigio de la venta duplicada del vino catalán. Revendemos el vino que ya habían pagado ellos y quieren que les demos el dinero de la venta. Pardillos. Como si mis clientes no tuvieran mejor uso que dar a esos doscientos cincuenta mil euros, que los juicios no se pagan solos y los bolsillos no se llenan sin un poco de voluntad. Bueno, pues aún así, este Juez indocumentado, comprado sin duda por los catalanes, va y les da la razón y quiere que les demos su dinero. Esto es otro abuso judicial injustificable. Aquí también he ganado, pero en este caso un importe mucho mayor.
Bueno, que me extiendo demasiado y tengo que preparar el engaño de mañana en la asamblea. Me llevará poco tiempo, total para sangrar a ese rebaño de infelices aborregados no hay que dar muchas explicaciones.