Ya bajamos a la
Puerta de los
Carros para despedirnos de esta auténtica maravilla. Es muy complicado describir cómo se siente uno cuando visita las
ruinas de
Moya. Sensación contradictoria. Por un lado ese aire
medieval fantasmagórico le da mucho encanto. Por otro lado, uno no puede evitar pensar cómo semejante patrimonio ha sido capaz de olvidarse y dejarse destruir de tal manera. Gracias a gente noble como la que conforma la Asociación de
Amigos de Moya, se ha conseguido recuperar parte de los
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