Ruinas de la antigua
Casa del
Ermitaño la cual también servía de
refugio para los visitantes de la
Cueva Santa. Fue derribada a mediados del siglo XX. El Ermitaño se encargaba del mantenimiento de dicho lugar. Se conoce el nombre del ermitaño de 1845; se llamaba Alejandro Martínez. Nombrado por el cura de la
parroquia, también pedía la limosna para mantener el culto.