En el siglo XVII se instalan en el lugar unas
fábricas de papel, para cuyo funcionamiento utilizaban unos
molinos para triturar el trapo que formaba la pasta de papel. Posteriormente el lugar se puebla de casitas de los empleados de las fábricas, que van aumentando progresivamente en extensión. Cuando los molinos dejan de funcionar en el siglo XIX, los habitantes se quedan en el lugar y forman un
pueblo. La
familia propietaria de la mayoría de terrenos manda construír una
iglesia privada, que hacia 1940 se convierte en iglesia pública para el pueblo. En las antiguas
escuelas se conservan inscripciones de La Mesta, que realizaba allí operaciones.
(Por Juan Durán López)