A orillas del Día del Libro, el 20 de abril, fuimos testigos de un merecido homenaje. Nos referimos al bautismo de la Biblioteca Municipal de Montalbo, honrada con el nombre de un afanado y bibliófilo hijo del pueblo, Antonio Escamilla Cid, que, orgullosos de sus raíces, contagia amor por su tierra allá donde va y allá donde escribe.
El autor de obras como "Montabo (Opúsculo para su historia)", "Montalbo en mi recuerdo" o "Recuerdos de ausencia blanca" -por citar algunas de sus publicaciones- demostró en su discurso de agradecimiento, una insaciable y fervorosa entrega a su pueblo. Con humildad declaró: "Contribuir al engrandecimiento de Montalbo no es para mí ningún motivo de gloria, es más bien un deber que, como montalbeño, me incumbe".
Su biografía y su generosa colaboración en homenajes a otros distinguidos montalbeños lo erigen en un apasionado divulgador del acervo cultural de Montalbo.
Antes de descubrir la placa conmemorativa, Antonio Escamilla compartió con todos los asistentes su colección particular de libros infantiles desplegables, exposición que nos transportó a los ensueños más hermosos, aletargados e inconcientes de nuestra infancia: una infancia que Antonio Escamilla lleva en sus entrañas, blanqueada con la cal de las enjalbeadas casas de Montalbo, plateada por la sal de la Laguna y sombreada por el hechizo del Muro. Colores y secretos que quedarán impregnados en su alma montalbeña para siempre.
El autor de obras como "Montabo (Opúsculo para su historia)", "Montalbo en mi recuerdo" o "Recuerdos de ausencia blanca" -por citar algunas de sus publicaciones- demostró en su discurso de agradecimiento, una insaciable y fervorosa entrega a su pueblo. Con humildad declaró: "Contribuir al engrandecimiento de Montalbo no es para mí ningún motivo de gloria, es más bien un deber que, como montalbeño, me incumbe".
Su biografía y su generosa colaboración en homenajes a otros distinguidos montalbeños lo erigen en un apasionado divulgador del acervo cultural de Montalbo.
Antes de descubrir la placa conmemorativa, Antonio Escamilla compartió con todos los asistentes su colección particular de libros infantiles desplegables, exposición que nos transportó a los ensueños más hermosos, aletargados e inconcientes de nuestra infancia: una infancia que Antonio Escamilla lleva en sus entrañas, blanqueada con la cal de las enjalbeadas casas de Montalbo, plateada por la sal de la Laguna y sombreada por el hechizo del Muro. Colores y secretos que quedarán impregnados en su alma montalbeña para siempre.