En el siglo XIX aún escribirá Moya unas páginas de gloria: se convierte en centro de la resistencia antifrancesa en 1808. Hace su proclama contra Napoleón y se levanta en armas. Sus "guerrilleros" son temidos y traen en jaque a los generales franceses Gaulaincourt y Le Frére. Por ello Moya volvió a sufrir de nuevo saqueos y destrucción.