¿tienes una peluquería?

NARBONETA: Somos lo que creeis que somos, ...

Somos lo que creeis que somos,
más lo que somos se os escapa.

Con estos dos versos resumiría el ser, estar o parecer.
La vida es un teatro y todos somos sus actores. Hay quien está en el escenario, quien simplemente es espectador o quien se enconde entre bambalinas. Uno no decide cómo nace pero sí cómo quiere vivir.
Es cierto, de vez en cuando me sale esta vena romántica, una vena que dejé escondida hace casi doce años y que desde los quince años salió a escenario.
Una pizca de sensibilidad, un cuenco de lectura, una "pluma" y un papel son los ingredientes básicos para que alguien pueda escribir poesía.
Todos llevamos dentro esas muchas personas que hemos llegado a ser, que afloran de vez en cuando, y que forman parte de la esencia de uno mismo.
Siempre he tenido una máxima: Guarda algo de tus recuerdos para saber que no fue un sueño.
Sí, poco a poco y casi sin saberlo, entre 1979 y 1997, había escrito todo un libro de poemas. Pero eran parte de mi vida personal y sentimental, de mi intimidad, de mis tristezas y mis soledades, la mayoría poemas dedicadas a quien amé y me hubo amado. Es bonito... ¿no?.
Luego te das cuenta que a las personas nos mueven los mismos sentimientos: el amor y el odio, la compañía y la soledad, la alegría y la tristeza, el éxito y el fracaso. Y todos de alguna manera decidimos sobre esos sentimientos.

De simples versos bécquerianos, gongorianos, nerudianos (y otros tantos calificativos), a dejar fluir lo que uno siente, fuera de la métrica conformista o de la rima precisa. La verdadera poesía es la que sale del corazón, pero de un corazón limpio donde sólo el amor tiene cabida.
En esta sociedad tan desnaturalizada queda muy poco sitio para los románticos, para los ideales. Tristemente.
Quizás el conocer se apoderó de ese ser que de vez en cuando sale al escenario.
Quizás, parafraseando a Serrat, hace doce años "las musas pasaron de mi", tras escribir este poema. Cuando empecé a descubrir la esencia del amor, él y yo dejamos de hablarnos.

PARA AMARTE

Quisiera conocerte para amarte
y ser compañero de tus viajes,
dejar de mirarte como ausente,
cambiar de algún modo este presente
en que no hago más que imaginarte.

Quisiera conocerte para amarte
y sentirte con un beso infranqueable,
compartir tus deseos y abrazarte
más allá del amor, la incertidumbre.

Para amarte conocerte es importante,
conocerte paseando entre las nubes,
de tus sueños cualquier día formar parte,
de tu mundo real... y de tus planes.
Conocerte, conocernos y, al besarte,
sentir que en amor tus besos se traducen
haciendo eternidad de cada instante.

Quisiera conocerte para hablarte
de ese ayer que a la deriva me conduce,
más allá del amor, la incertidumbre,
más allá del adiós o de la muerte.

Quisiera conocerte para amarte.
Para amarte: conocerte y convencerte.
Para amarte un corazón que ya te quiere,
para amarte hasta el fin, y entregarte
todo mi amor de hoy... y de siempre.

JSV. Junio 1997

Y Susi tiene razón en una cosa, los versos surgen en un instante. No los busques. Déjalos fluir, déjalos emerger.
Luego, los escribes. Y no les cambies una coma. No seas el primero en reprimir, herir o cambiar tus sentimientos.