Sólo el pueblo que se conoce a sí mismo puede darse a conocer a los demás.
Sólo podemos mostrar a los demás lo que realmente conocemos de nosotros mismos. Sólo alcanzamos valor ante los demás cuando mostramos lo mejor de nosotros mismos.
Y lo mejor de nosotros mismos es aquellos que para los demás tiene valor (valor emocional, valor sentimental, o simplemente valor económico).
“Conocerse a sí mismo para darse a conocer a los demás”, fue la razón del gran filósofo griego Sócrates y que bien supo plasmar su discípulo Platón.
Muchos pueblos del Cabriel dejan sus lágrimas fluir por estos ríos. Se lamentan y comprendo su dolor. Se conforman con la luz que les llega desde la entrada de su caverna y mientras tanto se consuelan con el acordeón de una verbena. Todavía no son conscientes de que simplemente, girando sus cabezas a la luz y no dejándose cegar por ella, pueden emprender el camino hacia la entrada de la caverna y salir de ella; salir de la caverna para conocer un territorio donde la luz se expande en todo un medio natural, con una riqueza natural, paisajística e histórica inigualable mucho más allá del muro de su hogar, del muro de su caverna donde sólo se proyectan las sombras de esa luz y la tenue del fuego de su hoguera.
Hay muchas formas de morir pero, si he de morir, prefiero morir de pie.
Hay una serie de personas que ya empezaron a andar hacia la luz de estos valles. Algunos trabajando un desarrollo sostenible. Otros dotando de cultura a estos parajes. Algunos creando Asociaciones Culturales que por su minoría o faltos de interés no han conseguido brillar como debieran (y es necesario brillar para que los demás reconozcan donde está la luz, aunque sea por los reflejos de las mismas en el agua).
Sólo los haces de luz unidos en una misma dirección consiguen un haz de luz lo suficientemente potente.
No quiero acabar esta reflexión sin recordar que aún hay “griegos”como los que le dieron cicuta a Sócrates ante el temor de entregar la cultura que les hace libres y autosuficientes. Los dirigentes siempre han estado para decidir qué es lo mejor para el pueblo pero nunca deben estar para mantener un estado de tiranía.
Hago esta reflexión porque me duele que sean los hijos del pueblo, y aquellos que áun no nos conoce, y pocos los que habitan estos pueblos, los que leen estas páginas o participan de cualquier acontecimiento cultural o libros de (o en) su propio pueblo.
“Conocerse a sí mismo para darse a conocer a los demás” aunque sólo sea para ver tu mundo como pueden verlo los demás, y disfrutarlo.
Sólo podemos mostrar a los demás lo que realmente conocemos de nosotros mismos. Sólo alcanzamos valor ante los demás cuando mostramos lo mejor de nosotros mismos.
Y lo mejor de nosotros mismos es aquellos que para los demás tiene valor (valor emocional, valor sentimental, o simplemente valor económico).
“Conocerse a sí mismo para darse a conocer a los demás”, fue la razón del gran filósofo griego Sócrates y que bien supo plasmar su discípulo Platón.
Muchos pueblos del Cabriel dejan sus lágrimas fluir por estos ríos. Se lamentan y comprendo su dolor. Se conforman con la luz que les llega desde la entrada de su caverna y mientras tanto se consuelan con el acordeón de una verbena. Todavía no son conscientes de que simplemente, girando sus cabezas a la luz y no dejándose cegar por ella, pueden emprender el camino hacia la entrada de la caverna y salir de ella; salir de la caverna para conocer un territorio donde la luz se expande en todo un medio natural, con una riqueza natural, paisajística e histórica inigualable mucho más allá del muro de su hogar, del muro de su caverna donde sólo se proyectan las sombras de esa luz y la tenue del fuego de su hoguera.
Hay muchas formas de morir pero, si he de morir, prefiero morir de pie.
Hay una serie de personas que ya empezaron a andar hacia la luz de estos valles. Algunos trabajando un desarrollo sostenible. Otros dotando de cultura a estos parajes. Algunos creando Asociaciones Culturales que por su minoría o faltos de interés no han conseguido brillar como debieran (y es necesario brillar para que los demás reconozcan donde está la luz, aunque sea por los reflejos de las mismas en el agua).
Sólo los haces de luz unidos en una misma dirección consiguen un haz de luz lo suficientemente potente.
No quiero acabar esta reflexión sin recordar que aún hay “griegos”como los que le dieron cicuta a Sócrates ante el temor de entregar la cultura que les hace libres y autosuficientes. Los dirigentes siempre han estado para decidir qué es lo mejor para el pueblo pero nunca deben estar para mantener un estado de tiranía.
Hago esta reflexión porque me duele que sean los hijos del pueblo, y aquellos que áun no nos conoce, y pocos los que habitan estos pueblos, los que leen estas páginas o participan de cualquier acontecimiento cultural o libros de (o en) su propio pueblo.
“Conocerse a sí mismo para darse a conocer a los demás” aunque sólo sea para ver tu mundo como pueden verlo los demás, y disfrutarlo.