
La construcción del
embalse de Alarcón provocó la anegación de las tierras ribereñas al Júcar, las cuales eran las más fértiles, lo que se tradujo en un golpe a la economía del
pueblo. Debido a esto hubo una fuerte emigración de los lugareños hacia otras partes de
España donde se necesitaba mano de obra para las industrias durante gran parte del siglo XX