No se puede comparar el estado del castillo de Belmonte (bastante bueno) con el estado de nuestro castillo (ruinoso). Es lógico que sea prioritario arreglar el uno frente al otro. Es como comparar a Brad Pitt (castillo de Belmonte) con Enrique San Francisco (nuestro castillo). El uno no necesita muchos arreglos, el otro, precisa más de un arreglo. Sin acritud.