JUEVES LARDERO, dedicado a M.
A veces, cuando visito la Puebla, me gusta pasear por sus alrededores, voy del Pozo la Mina al Panteón, de la Ermita al Castillo, de la Fuente a la Huerta camino de Hontanaya, y en estos paseos me gusta volver revivir situaciones algo adormecidas ya en los tenues rincones de la memoria.
Hasta en algunas ocasiones, oigo la algarabía de chicos y chicas recorriendo los caminos, imagino como se esconden entre los almendros y carrascas para no ser vistos por el resto del grupo y luego aparecer de repente. Todos ellos cargan mochilas con bocadillo de tortilla de patatas y se dirigen a la Sierra, al cerro de la Cruz, al Castillo para celebrar el JUEVES LARDERO.
En el Castillo gustaban de recorrer sus murallas para demostrar la valentía que suelen los adolescentes incipientes de primeras emociones quinceañeras.
Afortunadamente los alrededores del pueblo permanecen ahí para ser recorridos, recordados de cuando en cuando, para ser revividos por quien lo desea.
Por eso yo los paseo y los revivo, no vaya a ser que haya mas chicos y chicas de algarabia por ahí, y no haya nadie para escucharlos.
¿Tu lardeas...?, ¿vives esta tentación?
Cuídate.
Aspirante a Lardeador.
A veces, cuando visito la Puebla, me gusta pasear por sus alrededores, voy del Pozo la Mina al Panteón, de la Ermita al Castillo, de la Fuente a la Huerta camino de Hontanaya, y en estos paseos me gusta volver revivir situaciones algo adormecidas ya en los tenues rincones de la memoria.
Hasta en algunas ocasiones, oigo la algarabía de chicos y chicas recorriendo los caminos, imagino como se esconden entre los almendros y carrascas para no ser vistos por el resto del grupo y luego aparecer de repente. Todos ellos cargan mochilas con bocadillo de tortilla de patatas y se dirigen a la Sierra, al cerro de la Cruz, al Castillo para celebrar el JUEVES LARDERO.
En el Castillo gustaban de recorrer sus murallas para demostrar la valentía que suelen los adolescentes incipientes de primeras emociones quinceañeras.
Afortunadamente los alrededores del pueblo permanecen ahí para ser recorridos, recordados de cuando en cuando, para ser revividos por quien lo desea.
Por eso yo los paseo y los revivo, no vaya a ser que haya mas chicos y chicas de algarabia por ahí, y no haya nadie para escucharlos.
¿Tu lardeas...?, ¿vives esta tentación?
Cuídate.
Aspirante a Lardeador.