Gracias por tus comentarios Montse, me animas a seguir escribiendo.
Esta vez quiero dedicar una lineas en este espacio "internet-iano" a otra persona de la Puebla: Pablo Rozalén, también conocido por "culillo", hijo de Emilio y la Carmen, marido de Juani, puebleño hasta las trancas, otro futbolero de pro, un tio hecho a sí mismo en la vida, y del que su familia y sus amigos deben de sentirse orgulloso.
Pablo no estudió mas allá de la escuela del pueblo porque consideró mas importante trabajar desde temprana edad y ayudar a sus padres a construir una casa digna donde vivir, porque además de él habia otras tres hermanas a las que ayudar, y todos debían aportar, y porque había que salir adelante como fuese en una familia numerosa de no demasiados recursos. Y todo eso se fue consiguiendo con la ayuda necesaria de Pablo. Todo un ejemplo. Y mientras tanto, como le sobraba energía para emprender otros fines, quiso sentirse importante dentro del equipo de futbol estival de la Puebla, y las tardes de verano cuando terminaba el trabajo, cambiaba el mono por los pantalones cortos, camiseta y botas para entrenar lo que hiciese falta (se hacía de noche en la era) y finalmente hacerse con el lateral derecho que tanto le gustaba, porque le permitia subir y bajar la banda y rematar o despejar de cabeza, y gastar sus sobradas energías durante el partido. Y como era un ganador, pues se empleaba siempre con fuerza, que para eso era futbol. Eso sí, al terminar los partidos Pablo nunca fallaba a la hora de reponer fuerzas con los botellines de cerveza correspondinetes. ¿Cuantos?... Los que hicieran falta.
Y a todo esto, cuando vio que La Puebla ofrecía menos oportunidades laborales que Madrid, tomó la valiente decision de marchar a buscar futuro, con una mano delante y otra detrás (como se dice vulgarmente), sin mas equipaje que sus manos para trabajar y su cabeza para pensar de qué manera, y sobre todo la disposición que te ofrece el no tener miedo a trabajar en lo que sea para mejorar. Y a Pablo le sobraba disposición y coraje para aquella aventura incierta, por lo que a los pocos meses y como no podia ser de otra manera, salió exitoso de aquello, a base de trabajo, creció, mejoró y se labró un futuro, y se compró piso en Madrid (cosa que no resulta facil si empiezas de cero) y se compró un coche y luego un cochazo, e imagino que su mayor exito fue formar una familia y disfrutar de ella. Y todo fruto de su esfuerzo.
Todavía, cuando de vez en cuando coincido en el pueblo con él, veo aquel chaval moreno casi negro, de pelo ensortijado y brazos como columnas, que se para y te saludo con orgullo y entusiasmo desconcertante, como si no hubiesen pasado lo años, como si nos viesemos cada día, y todo con la misma intensidad con la que subía la banda a los 20 años. !!Que gozada, que maravilla, que orgullo!! es saludar a Pablo y compartir vivencias con él, y que enseguida te diga: venga, que nos vamos a charlar y tomamos unas cervezas; que por supuesto nunca dejará que nadie pague antes que él, porque si te ha dicho que tomamos unas cervezas es porque la primera ronda ya estás invitado, paga Pablo (...será por el gusto que siempre muestra por invitar a sus amigos, y él lo hace porque quiere hacerlo, porque se siente bien, por gusto)
Pablo, ¿te echas un pulso?. Seguro que lo pierdo.
Aspirante a pacificador.
Esta vez quiero dedicar una lineas en este espacio "internet-iano" a otra persona de la Puebla: Pablo Rozalén, también conocido por "culillo", hijo de Emilio y la Carmen, marido de Juani, puebleño hasta las trancas, otro futbolero de pro, un tio hecho a sí mismo en la vida, y del que su familia y sus amigos deben de sentirse orgulloso.
Pablo no estudió mas allá de la escuela del pueblo porque consideró mas importante trabajar desde temprana edad y ayudar a sus padres a construir una casa digna donde vivir, porque además de él habia otras tres hermanas a las que ayudar, y todos debían aportar, y porque había que salir adelante como fuese en una familia numerosa de no demasiados recursos. Y todo eso se fue consiguiendo con la ayuda necesaria de Pablo. Todo un ejemplo. Y mientras tanto, como le sobraba energía para emprender otros fines, quiso sentirse importante dentro del equipo de futbol estival de la Puebla, y las tardes de verano cuando terminaba el trabajo, cambiaba el mono por los pantalones cortos, camiseta y botas para entrenar lo que hiciese falta (se hacía de noche en la era) y finalmente hacerse con el lateral derecho que tanto le gustaba, porque le permitia subir y bajar la banda y rematar o despejar de cabeza, y gastar sus sobradas energías durante el partido. Y como era un ganador, pues se empleaba siempre con fuerza, que para eso era futbol. Eso sí, al terminar los partidos Pablo nunca fallaba a la hora de reponer fuerzas con los botellines de cerveza correspondinetes. ¿Cuantos?... Los que hicieran falta.
Y a todo esto, cuando vio que La Puebla ofrecía menos oportunidades laborales que Madrid, tomó la valiente decision de marchar a buscar futuro, con una mano delante y otra detrás (como se dice vulgarmente), sin mas equipaje que sus manos para trabajar y su cabeza para pensar de qué manera, y sobre todo la disposición que te ofrece el no tener miedo a trabajar en lo que sea para mejorar. Y a Pablo le sobraba disposición y coraje para aquella aventura incierta, por lo que a los pocos meses y como no podia ser de otra manera, salió exitoso de aquello, a base de trabajo, creció, mejoró y se labró un futuro, y se compró piso en Madrid (cosa que no resulta facil si empiezas de cero) y se compró un coche y luego un cochazo, e imagino que su mayor exito fue formar una familia y disfrutar de ella. Y todo fruto de su esfuerzo.
Todavía, cuando de vez en cuando coincido en el pueblo con él, veo aquel chaval moreno casi negro, de pelo ensortijado y brazos como columnas, que se para y te saludo con orgullo y entusiasmo desconcertante, como si no hubiesen pasado lo años, como si nos viesemos cada día, y todo con la misma intensidad con la que subía la banda a los 20 años. !!Que gozada, que maravilla, que orgullo!! es saludar a Pablo y compartir vivencias con él, y que enseguida te diga: venga, que nos vamos a charlar y tomamos unas cervezas; que por supuesto nunca dejará que nadie pague antes que él, porque si te ha dicho que tomamos unas cervezas es porque la primera ronda ya estás invitado, paga Pablo (...será por el gusto que siempre muestra por invitar a sus amigos, y él lo hace porque quiere hacerlo, porque se siente bien, por gusto)
Pablo, ¿te echas un pulso?. Seguro que lo pierdo.
Aspirante a pacificador.