Si, Sergiete, en Alconchel también se hacía. Lo recuerdo de muy antiguo. En 1950, con diez años me llevaron a estudiar fuera, ya de niño no pude estar en La Virgen de la Cuesta. Otros avatares, me tuvieron apartado de la Fiesta, hasta hace dos años que me reencontré con Ella, y la lógica explosión de emociones contenidas.
Las monedas eran "amadeos", muy relucientes y tintineantes cuando rebotaban, al tirarlos los mozos extrordinariamente rectos, a una altura que para mi, niño, parecía que no iban a volver a caer nunca al suelo. Esto daba mas tiempo de sorpresa en el resultado de la apuesta. Para ello, recuerdo, la forma especial que tenía el BARATERO de coger las monedas con sus dedos, y balancear la GOBANILLA, hasta asegurar una buena posición de lanzamiento hacia arriba.
El ruido metálico seco a la caída, retrasada por la enorme altura que habían alcanzado, era el llamamiento para que multitud de cabezas cerraran el corro para conocer su suerte. Nosotros ARREMPUJABAMOS, colándonos entre las piernas de los mayores, proporcionándoles mayor exasperación, si cabe, en su ánimo y deseo de ganar.
Gabriel.
Las monedas eran "amadeos", muy relucientes y tintineantes cuando rebotaban, al tirarlos los mozos extrordinariamente rectos, a una altura que para mi, niño, parecía que no iban a volver a caer nunca al suelo. Esto daba mas tiempo de sorpresa en el resultado de la apuesta. Para ello, recuerdo, la forma especial que tenía el BARATERO de coger las monedas con sus dedos, y balancear la GOBANILLA, hasta asegurar una buena posición de lanzamiento hacia arriba.
El ruido metálico seco a la caída, retrasada por la enorme altura que habían alcanzado, era el llamamiento para que multitud de cabezas cerraran el corro para conocer su suerte. Nosotros ARREMPUJABAMOS, colándonos entre las piernas de los mayores, proporcionándoles mayor exasperación, si cabe, en su ánimo y deseo de ganar.
Gabriel.