Pinxo Ya te comente que esto podria ser material mente imposible pues un apellido coincide natural mente por algo pertenecemos a los antepasados.
de Pedro y es que a veces podemos tener confusiones pero te digo que le estoy llamando por teléfono y no he tenido respuesta bueno saludos Pinsxo
Nicolas
de Pedro y es que a veces podemos tener confusiones pero te digo que le estoy llamando por teléfono y no he tenido respuesta bueno saludos Pinsxo
Nicolas
¡Hombre Pinxo! tú por aquí, ya vais apareciendo y Castefa y Nicolas y los buenos manchegos, yo sigo por mi tierra pero siempre es bueno visitar tierras que inspiraron a Cervantes, pero sigo en,........
MI PUERTO.
Mi casita mira a la mar
desde su chiquito puerto
y mi corazón se agranda
cuando al abrir la ventana
la ola rompe el silencio.
Hay debajo una taberna
con cuatro bancos de hierro
y dos mesas de madera
-centenario todo ello-
que atiende el bueno de Blas
y un nietecito pequeño
que vio llevarse la mar
a su padre marinero.
Allí bajo todas las tardes
después del ligero sueño,
a jugarme la partida
con otros tres compañeros
que como yo jubilados
damos esquinazos al tiempo.
Cuando el juego ha terminado
les leo mi último verso:
ellos me hablan de la mar,
de las galernas y el viento,
del temporal y la muerte
que tan cerquita sintieron,
y de esa Virgen del Carmen
a la que siempre acudieron.
Yo escucho con gran respeto
recogido en mi silencio:
es esta la misma historia,
de ayer, de antaño y de luego,
pero no por repetida
se le acaba el sentimiento
y la siento como mía
pues la comparto con ellos.
Yo le hablo de mis sueños
y de mi último soneto
que ha nacido desganado
sin brío y sin fundamento
y que no verá la luz
porque yo pobre poeta
navego en contra del viento,
y no sé crear imagen
sobre un fondo casi negro.
A bordo de su barquita
con mi amigo Juan yo remo,
frente a frente las miradas,
los puños en duro aprieto,
la quilla orientada al faro
donde se encuentra Indalecio:
solitario gavilán
en un mundo de cemento.
Chirían sin grasa los goznes,
suena loco el gran cencerro,
sentimos un gran abrazo
aprentando nuestro cuerpo
y una sonrisa tan grande
que parece el firmamento
cuando en una noche de tormenta
le ha partido en dos un trueno.
Allí el faro quemamos
la tarde junto a Indalecio,
repetimos las historias
una, diez, cincuenta y ciento,
las sabemos todas ellas,
son muchos años viniendo
y muchos más los vividos
mirando el chiquito puerto.
El Poeta.
Saludos.
MI PUERTO.
Mi casita mira a la mar
desde su chiquito puerto
y mi corazón se agranda
cuando al abrir la ventana
la ola rompe el silencio.
Hay debajo una taberna
con cuatro bancos de hierro
y dos mesas de madera
-centenario todo ello-
que atiende el bueno de Blas
y un nietecito pequeño
que vio llevarse la mar
a su padre marinero.
Allí bajo todas las tardes
después del ligero sueño,
a jugarme la partida
con otros tres compañeros
que como yo jubilados
damos esquinazos al tiempo.
Cuando el juego ha terminado
les leo mi último verso:
ellos me hablan de la mar,
de las galernas y el viento,
del temporal y la muerte
que tan cerquita sintieron,
y de esa Virgen del Carmen
a la que siempre acudieron.
Yo escucho con gran respeto
recogido en mi silencio:
es esta la misma historia,
de ayer, de antaño y de luego,
pero no por repetida
se le acaba el sentimiento
y la siento como mía
pues la comparto con ellos.
Yo le hablo de mis sueños
y de mi último soneto
que ha nacido desganado
sin brío y sin fundamento
y que no verá la luz
porque yo pobre poeta
navego en contra del viento,
y no sé crear imagen
sobre un fondo casi negro.
A bordo de su barquita
con mi amigo Juan yo remo,
frente a frente las miradas,
los puños en duro aprieto,
la quilla orientada al faro
donde se encuentra Indalecio:
solitario gavilán
en un mundo de cemento.
Chirían sin grasa los goznes,
suena loco el gran cencerro,
sentimos un gran abrazo
aprentando nuestro cuerpo
y una sonrisa tan grande
que parece el firmamento
cuando en una noche de tormenta
le ha partido en dos un trueno.
Allí el faro quemamos
la tarde junto a Indalecio,
repetimos las historias
una, diez, cincuenta y ciento,
las sabemos todas ellas,
son muchos años viniendo
y muchos más los vividos
mirando el chiquito puerto.
El Poeta.
Saludos.
No puedo dejar de felicitarte Poeta.
Esta poesia tuya me ha llegado al alma, está cargada de sentimientos leales, y de amistad eterna.
Soy de Alconchel, prima de Milagros, y conozco vuestro
pueblo. Mi madre vivió algún tiempo allí, era prima de la familia Torrijos.
Un abrazo. Clarisa
Esta poesia tuya me ha llegado al alma, está cargada de sentimientos leales, y de amistad eterna.
Soy de Alconchel, prima de Milagros, y conozco vuestro
pueblo. Mi madre vivió algún tiempo allí, era prima de la familia Torrijos.
Un abrazo. Clarisa
Clarisa, quiero agradecerte el buen concepto que haces de mi escrito, si frecuenté el foro de Alconchel y este de Rada, pero nunca apareciste en escena al menos que yo recuerde tu prima Milagros si coincidimos bastante por diversos foros, pero ya he ido plegando velas a mi pequeño puerto, la familia Torrijos si te refieres a Alosno, yo no soy de allí y no le conozco, mi vinculo a este pueblo fue por un amor tempranero, ¡ay! de esos que como la besana deja huellas en la tierra, a mi me las dejó en el alma, afortunadamente cicratizada.
Un afectuoso saludo: El Poeta.
Un afectuoso saludo: El Poeta.