Los tratos de Zapatero con ETA han sido acompañados por dos tipos de manifestaciones. Por un lado, el Gobierno y su galaxia mediática hablaban de las ventajas de su proceso, de la paz sublime y definitiva, del fin de los problemas. Han bombardeado a los españoles con la cháchara de la "paz" y acusado a los escépticos, incluso a los socialistas, de querer los crímenes etarras, que ya hay que tener estómago para decir algo así. Por otro lado, se han sumergido en el cenagal del más profundo cinismo:
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