El tratamiento tan clásico de su cabecera, en su exterior, obedece sin duda a un planteamiento urbanístico de la
plaza, para cerrar en armonía con el
Ayuntamiento. Tiene forma de testero recto, con contrafuertes en el exterior de gran envergadura. En el interior se despliega un impresionante
retablo barroco en el
altar mayor, reconstruido siguiendo las líneas del anterior retablo quemado durante la Guerra Civil Española. El retablo presenta forma de enorme
arco de medio punto, quedando dividido en cinco tramos.
La sacristía es de planta rectangular y se cubre con
bóveda de medio cañón con casetones en
piedra y los cajones alojados en los nichos, donde se conserva la única pieza del altar mayor original.
Tiene dos
portadas que dan a la plaza Mayor y a la plaza de la
Iglesia. La
portada norte se abre a la plaza Mayor a través de un arco triunfal de gran profundidad en su bóveda de cañón y decoración clasicista. Presenta un
frontón partido, sustentado primero por un cimacio y un
capitel sin volutas. Entre el frontón, un friso con pilastras y conchas. Arriba, un frontón triangular con dos
columnas en el centro, donde aparece la figura de
San Pedro dentro de un medallón.