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Plano, SAN CLEMENTE

Época musulmana y nacimiento de la villa
Cuenta la tradición que en un altozano de la llanura del término de San Clemente, a ocho kilómetros al norte de la villa y cerca del nacimiento del río Rus, existió una población goda que veneraba una Virgen; con motivo de la invasión musulmana, la ocultó en una cueva excavada en la roca, para evitar su profanación. En dicho paraje se instaló posteriormente una población mora, de cuyo asentamiento quedan ruinas. Corresponden a varios paramentos de mampostería pertenecientes a los muros de una fortaleza rural, y que están derrumbados a los pies del actual torreón-palomar (del siglo XIX). Una vez reconquistado este territorio por huestes cristianas, un pastor halló la imagen de la Virgen en una cueva popularmente conocida como de la Mora, al pie de dicho castillo. La Virgen, Virgen de Rus por el nombre del paraje donde fue encontrada, es hoy la Patrona de San Clemente, estando construida su ermita a los pies de la mencionada fortaleza.

El nombre actual de la villa le viene de uno de aquellos caballeros que se estableció en sus campos, llamado Clemente Pérez de Rus, nombre que indica la procedencia o naturaleza de dicho hidalgo (el Castillo de Rus), población anterior a la fundación de San Clemente.

Siglos XIII y XIV
La conquista de Cuenca y Alarcón por Alfonso VIII y la posterior derrota de los almohades en las Navas de Tolosa en 1212, es la causa directa de la anexión de San Clemente y su territorio a Castilla.

Dependiente de Alarcón pasa con ella a formar parte del Marquesado de Villena y vivirá sus muchas vicisitudes, bajo el señorío de los Manuel, primero y más tarde de los Infantes de Aragón, pasando finalmente a manos de Don Juan Pacheco, Maestre de la Orden de Santiago y primer Marqués de Villena.

Siglos XV y XVI
En aquellos tiempos de la reconstitución política de los pueblos bajo el patrocinio de los reyes, todos aspiraban a la autonomía e independencia de los señoríos mediante fueros y carta-pueblas, y uno de ellos fue San Clemente, consiguiendo, con fecha 10 de diciembre de 1445, que Don Juan Pacheco lo elevase a Villa, título que le reconocieron Juan II de Aragón y Navarra y Enrique IV de Castilla.

Un hecho importante en la historia de San Clemente radica en la guerra que mantuvieron los Reyes Católicos contra los seguidores de Beltraneja, aspirante al trono que ostentaba Isabel la Católica entre los años 1476-1479, entre cuyos seguidores se encontraba Don Diego Pacheco, Marqués de Villena. En este enfrentamiento, el pueblo de San Clemente decidió apoyar a Isabel la Católica y se revela contra el poder del Marqués de Villena. Una vez finalizada la guerra con victoria para el bando isabelino, el apoyo que San Clemente le brindó le sirvió para que los Reyes Católicos decidieran incorporar la villa de San Clemente a la corona, haciéndola de realengo y otorgándole la independencia de la villa de Alarcón; recibiendo la visita de los Reyes Católicos el 9 de agosto de 1488, visita en la que, como símbolo de gratitud por el apoyo prestado, confirmaron los privilegios que anteriormente les habían otorgado, jurando “de facer guardar y facer mandar guardar todas las cosas y mercedes y privilegios que tenía dicha villa”.

La ya ciudad alcanza su máximo esplendor durante el periodo que va del siglo XV a la primera mitad del siglo XVI, fechas en las que la zona se repuebla y experimenta un gran desarrollo agrícola y alcanzando una población superior a los dos mil habitantes. En estos años, San Clemente destaca por la riqueza y extensión de sus tierras lo que fue atrayendo a multitud de nobles, hidalgos, campesinos y religiosos. Fijan su asiento en San Clemente, en casas de artísticas portadas, rematadas por sus escudos de armas, las principales familias hidalgas de la comarca, cuyos apellidos han quedado reflejados en la relación de pueblos del Obispado de Cuenca, entre los que cabe destacar a la familia Haro, cuyos importantes miembros dejaron muestra en varios edificios de su paso por la población.

A tenor de todo este esplendor, dice Torres Mena que se consideró a la villa de San Clemente como capital de la Mancha Alta, llamada de Aragón o Montearagón, denominándola la Pequeña Corte Manchega.

Siglos XVII y XVIII
Pero al igual que toda la región, y en general en toda la España interior, a comienzos del siglo XVII experimenta los primeros síntomas de decadencia. Entre sus causas hay que señalar las consecuencias de la guerra de los moriscos de Granada, una gran plaga de langosta, una tremenda epidemia de peste y el excesivo poblamiento, todo ello combinado con un descenso de los rendimientos agrícolas y una ganadería limitada por el escaso número de pastos propios y por su exclusión en los circuitos de la trashumancia.

San Clemente se revitalizó durante la segunda mitad del siglo XVII al transmutar su estructura económica agraria en una economía de servicios tanto administrativos como comerciales y artesanales. La población estuvo gobernada por un corregidor y veinte regidores, el último corregidor, al establecer el régimen municipal, era Diego López de Haro, señor del barrio de San Sebastián.

Durante la Guerra de Sucesión, fue cuartel del general Duque de Berwich, mostrando con insignes hechos de armas a su lealtad a Felipe V, quien le concedió el título de “Muy Noble, Muy Leal y Fidelísima Villa”.

Siglos XIX y XX
(24 de Febrero de 2009)