Y lo realmente genial es poder dormir en Tébar. El silencio llega a ser sobrecogedor. Qué pasada. Ir a tebar es como tumbarte en la hierba humeda y verde, se van las prisas y el tiempo deja de correr. Es encontrar estabilidad. Como echo de menos mi pueblo y mis gentes
[googlebarvip= 1]. Me alegro que te guste la foto.
Esta primavera los paisajes de alrededor del pueblo estaban verdaderamente preciosos, de foto. Los verdes intensos de los campos de cereal, sin duda no tenían nada que envidiar a las praderas escocesas.
Oz. Ese paiseje lo he visto cientos de veces y para mi siempre será uno de los mejores del mundo, gracias a quien lo halla enviado
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