Dice la leyenda que un pastor incitó a otro para que quemara una zarza que crecía en la
fachada norte de la
ermita, en la que supuestamente se había aparecido la
Virgen de la Atalaya. El pastor, que en principio no tenía intención de hacerlo por parecerle un acto sacrílego, además de inútil, no pudo resistir la impertinencia del otro pastor, que le llamaba cobarde de forma insistente, y decidió prenderle fuego, metiendo entre su espinoso ramaje una gavilla de leña seca, con algo de yesca.
La zarza
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