La Mancha tiene algo que no tienen otras regiones vitivinícolas de gran renombre, y es que aquí el hacer y consumir vino forma parte de nuestra cultura popular, y no sólo de nuestra economía, como sucede por ejemplo en Rioja, Ribera del Duero, Penedés, etc...
En la Mancha, hacer y consumir vino, de mejor o peor calidad, no está reservado para las élites de bodegueros. Aquí el vino lo impregna todo y trasciende todas las barreras sociales. No es sólo un artículo de lujo, que se guarda en botellas y vetustas bodegas, como si fueran las reliquias de un santo... Además de eso, en Tresjuncos el vino significa amistad, compañía, afecto, buen yantar, recio dialecto, socarronería, risa, llanto... VIDA.
Hoy La Mancha, con sus 700.000 hectáreas de viñedo, no sólo es el mayor viñedo del mundo, sino que además, y debido a la naturaleza de su suelo y clima, produce los mejores caldos que se conocen (suelos calizos, clima mediterráneo con matiz continental). ¡Cuantos manchegos esconden los Ribeiros, los cavas del Penedés, incluso los más prestigiosos riojanos!
Siempre se ha dicho que en esta tierra dejaron gran influencia los árabes; sin embargo, dos de los pilares básicos de nuestra ancestral gastronomía son incompatibles con esta cultura: el vino y el gorrino, el airén y las gachas de matanza, el clarete y el somarro... Inconcebibles en un mundo musulmán exento de cristianos (mozárabes), grueso poblacional de esta tierra durante la Edad Media.
Job.
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