Inmediatamente después de la
nevada, un viento gélido arrastró toneladas y toneladas de
nieve, que se fue depositando en ribazos y zopeteros, hasta alcanzar espesores de más de 40 centímetros. No os recomiendo esta experiencia, por muy exótica y aventurera que parezca sentado frente a la pantalla del ordenador. Job.