Observando esta fotografía, inexorablemente viene a la mente una pregunta:
¿Qué queda del Tresjuncos del año 1959?
Entonces fue considerado el pueblo más bonito de España. Hoy Tresjuncos carece de orden arquitectónico alguno. Cada uno construye como quiere, cuando quiere y donde quiere. Y así está: abigarradamente tercermundista.
No hay patrón común, cada casa es de su padre y de su madre. Muchas fachadas están sin enlucir, de ladrillo visto. Tejas rojas alicantinas (exógenas) hacen chirriar la vista. ¿Qué ha sido de la cal, qué ha sido del blanco, que ha sido de los grises zócalos hechos con piedras del monte?
Los bloques y la cochambre invaden las afueras del pueblo, vallados de más que dudosa legalidad, etc...
La democracia ha sido malinterpretada. Hoy se considera una intromisión que un alcalde obligue a un vecino a pintar su fachada, o a construir su casa siguiendo ciertos parámetros estéticos (ya no digo cumpliendo la ley, que no la cumple nadie).
Fijaos en la Plaza: ¡da pena!. Un garito-terraza de chapa y uralita industrial en pleno corazón de Tresjuncos, una casa en obra permanente en la otra esquina... Estamos proyectando la fealdad de nuestra alma en lo que nos rodea. Somos horribles por dentro (al menos eso debe pensar quien nos visite).
¿Qué queda del Tresjuncos del año 1959?
Entonces fue considerado el pueblo más bonito de España. Hoy Tresjuncos carece de orden arquitectónico alguno. Cada uno construye como quiere, cuando quiere y donde quiere. Y así está: abigarradamente tercermundista.
No hay patrón común, cada casa es de su padre y de su madre. Muchas fachadas están sin enlucir, de ladrillo visto. Tejas rojas alicantinas (exógenas) hacen chirriar la vista. ¿Qué ha sido de la cal, qué ha sido del blanco, que ha sido de los grises zócalos hechos con piedras del monte?
Los bloques y la cochambre invaden las afueras del pueblo, vallados de más que dudosa legalidad, etc...
La democracia ha sido malinterpretada. Hoy se considera una intromisión que un alcalde obligue a un vecino a pintar su fachada, o a construir su casa siguiendo ciertos parámetros estéticos (ya no digo cumpliendo la ley, que no la cumple nadie).
Fijaos en la Plaza: ¡da pena!. Un garito-terraza de chapa y uralita industrial en pleno corazón de Tresjuncos, una casa en obra permanente en la otra esquina... Estamos proyectando la fealdad de nuestra alma en lo que nos rodea. Somos horribles por dentro (al menos eso debe pensar quien nos visite).