Perdona, pero tú decías que el hombre forma parte de la evolución, y que todos sus actos deben ser incluídos dentro de la selección natural. Y yo digo que no: el hombre es hijo de la evolución y a la vez parricida de la misma.
La vida en la tierra es fruto de la casualidad, y no de la causalidad, la predeterminación o el destino, como pretendes mostrar. Con el hombre la vida en la tierra peligra, pero sólo en la tierra. Sería de católicos egocéntricos pensar que sólo hay vida en la tierra.
La ingeniería genética no es natural. La selección natural se basa en mutaciones casuales (me reitero en la casualidad) que tienen lugar por azar (rayos u.v., radiaciones ionizantes, etc...) a veces estas mutaciones implican más adaptación al medio, y otras significan cáncer o muerte. Así de cruel. La ingeniería genética es dirigida hacia un fin, no es casual como en la naturaleza.
Partiré la respuesta para no ser cansino.
La vida en la tierra es fruto de la casualidad, y no de la causalidad, la predeterminación o el destino, como pretendes mostrar. Con el hombre la vida en la tierra peligra, pero sólo en la tierra. Sería de católicos egocéntricos pensar que sólo hay vida en la tierra.
La ingeniería genética no es natural. La selección natural se basa en mutaciones casuales (me reitero en la casualidad) que tienen lugar por azar (rayos u.v., radiaciones ionizantes, etc...) a veces estas mutaciones implican más adaptación al medio, y otras significan cáncer o muerte. Así de cruel. La ingeniería genética es dirigida hacia un fin, no es casual como en la naturaleza.
Partiré la respuesta para no ser cansino.
