No así con las
murallas, que aún se conservan, una tapia protege la antigua
huerta, regada con las
aguas del
río Bedija, le sigue la
muralla, que tiene una parte restaurada (al sur) y el resto en muy mal estado, deja aún entrever su disposición en forma de dientes de
sierra. La construcción del actual
monasterio se inició el 7 de mayo de 1529, durante el reinado de Carlos I (en 1523 la corona se convierte en administradora de la Orden de Santiago), comenzando por el ala este, que es de estilo plateresco.