En 1836, con la desamortización de Mendizábal, se suprimen de forma definitiva los
conventos por decreto de 9 de marzo, la comunidad santiaguista quedó disuelta. Los gobernadores eclesiásticos administraron el antiguo priorato desde la muerte del último Obispo-Prior en 1844 hasta la disolución de las Órdenes
Militares en 1873.